En esta preciosa renovación espiritual que algunos sectores del pueblo de Dios estamos viviendo al buscar a Dios despojados de tradiciones y rudimentos religiosos, buscando la Santidad en el Temor de Dios, dentro del fluir del Espíritu Santo, vemos como el gobierno de Dios es cada vez mas una realidad tanto en nuestras vidas y familias, como en todos los que de esta manera se acercan a El.
Hemos vuelto a redescubrir muchas verdades "Grandes y Eternas" de la Palabra de Dios. La que más se destaca es esta que estamos mencionando: “El Señorío de Cristo” o sea, "El Gobierno de Dios sobre todo lo creado". (Salmo 24:1). En efecto aunque a veces nos pareciera lo contrario, ¡EL SEÑOR REINA!.
Él es Señor absoluto y reina sobre todas las naciones en su conjunto y sobre cada país en particular. Cada discípulo de Cristo debe tomar conciencia de esto y disponer su corazón, poniéndose al servicio de Dios, entrando en el plan de Dios para la extensión de su Reino, en la nación donde vivamos. Y tener como principal objetivo en la vida, ser instrumentos suyos, para que el reino (gobierno) de Dios se extienda y se haga efectivo en todas las esferas de la sociedad y en las vidas en particular. (Esta es la parte más importante en estos estudios).
PARA UN FIEL DISCIPULO DE CRISTO, SER CIUDADANO IMPLICA DOS ACTITUDES:
• Cumplir con las OBLIGACIONES.
• Aprovechar y disfrutar plenamente de los PRIVILEGIOS.
LAS OBLIGACIONES DEL CIUDADANO CRISTIANO:
• Debemos someternos a las autoridades. (Romanos 13:1-5; 1º Pedro 2:13-15).
• Todo gobierno, sea bueno o malo, está puesto por Dios para el cumplimiento de sus planes para esa país en particular . Por eso, no hay ni siquiera una insinuación en la Biblia que nos permita someternos solamente a los gobiernos de nuestro agrado. Solamente estamos autorizados a no someternos cuando entra en juego nuestra lealtad a nuestro Señor. (Hechos 5:29).
• Someternos a la autoridad, desde el presidente de la Nación para abajo. Los gobernadores, ministros, intendentes municipales, jueces, comisarios, agentes de policía, directores del tránsito, directores de establecimientos, etc.
• Someternos a la autoridad significa acatar las leyes, grandes y chicas. Cumplir las leyes civiles, laborales, comerciales, etc. Cumplir con las leyes y ordenanzas, como respetar semáforos, no ir de contramano, lavar la vereda los días permitidos, tirar los papeles en los canastos para tal fin, no dañar ni ensuciar los lugares públicos y bienes nacionales y comunales, etc.
• Debemos pagar los impuestos (Romanos 13:6-8; Marcos 12:14-17). Si los impuestos son justos o injustos, gravosos o livianos, no es asunto nuestro. Debemos pagarlos. Esto incluye pagar los sueldos de ley, los aportes jubilatorios, etc. Es muy lamentable cuando los hijos de Dios recurren a las “trampas” y astucias mundanas para evadir impuestos, engañando y mintiendo. La Palabra de Dios y la experiencia enseñan que el Señor bendice y prospera al que obra con transparencia, aunque le cueste sacrificio (Salmo 84:11).
• Debemos orar por los gobernantes (1º Timoteo 2:1-4).
• Hacer “peticiones”, o sea, interceder por ellos.
• “Acciones de gracias”, o sea, dar gracias por ellos (aunque no nos guste su manera de gobernar).
• No debemos criticarlos (1º Pedro 2:17). “Honrad al rey”.
La costumbre de despotricar contra el gobierno es un cáncer tan arraigado que, por desgracia, miles de cristianos se han contagiado.
Pero, preguntémonos:
o ¿Qué sacamos de bueno con estas críticas?
o ¿Quién se beneficia? ¿Mejora el país o la ciudad?
o ¿“Levantamos la moral” de nuestro interlocutor?.
Hay muchos entretelones en los medios gubernamentales que no entendemos, ni estamos bien informados, pero criticamos sin piedad y en algún caso particular, probablemente en algún caso nosotros en la misma situación procederíamos igual que ellos, o no sabríamos que hacer. No es que debemos ser ciegos o mudos a los errores de los gobiernos. Podemos verlos, analizarlos, pero solamente para hacerlos motivo de oración inteligente y fervorosa, como el Señor nos manda.
Ayudaremos mucho al país si dedicamos más atención a lo positivo que a lo negativo de las autoridades. Y en lo posible, dar una palabra de agradecimiento y felicitación (nunca de adulación) y de aliento a los que proceden bien y realizan acciones dignas de encomio.
LOS PRIVILEGIOS DEL CIUDADANO.
• Nuestro país es una tierra grandemente bendecida por Dios es riquezas materiales, dimensiones, bellezas, diversidad de razas, que lo hacen un país altamente cosmopolita.
• Demos gracias a Dios por poder disfrutar de rutas y carreteras, puentes, diques, parques, sistemas energéticos e hidráulicos, escuelas, universidades, hospitales, medios de comunicaciones, ejército, sistemas de seguridad y protección, representación diplomática en casi todos los países, una bandera y una historia que nos identifica y resguarda, etc.
• Y sobre todo, demos gracias por la gran bendición de gozar de libertad en la práctica y propagación del Evangelio de Cristo.
¿QUÉ ES UN DISCIPULO DE CRISTO, EN MEDIO DE UN PAÍS, CIUDAD, BARRIO, MANZANA, CUADRA?
• Es la Luz y Sal de ese lugar (Mateo 5:13 – 16).
• Es el “embajador” del gobierno de Dios en ese lugar.
• Debe rechazar rotundamente el complejo de minoría e impotencia y asumir con fe y humildad que está allí para afirmar el señorío de Jesucristo, celebrar el triunfo de su Reino y ejercer la autoridad de Cristo resucitado.
• Tiene en su mando el poder de cambiar el destino y rumbo de ese lugar por medio de la oración personal y comunitaria del Cuerpo de Cristo (Mateo 18:18-20).
• La oración es la principal herramienta que dios nos dio. Está en nosotros tomarla o no.