¿Es el Señor en los sueldos y precios que establezco?

LOS SUELDOS QUE SE DEBEN PAGAR:

• Cuando un creyente tiene empleados a su servicio, lo que debe pagarles es, por lo menos, lo que la ley establece.

- En primer lugar: El sueldo debe ser, JUSTO. Es decir, acorde con la cantidad y calidad del trabajo y con la capacidad y posibilidad de quien lo realiza.


- En segundo lugar y dentro de las posibilidades, debe ser GENEROSO. No excesivamente generoso para no fomentar la vagancia, o sea, dar pie a que se acostumbre a ganar mucho con poco esfuerzo, lo cual no beneficia a nadie.

Pero, muchas veces, un poco de generosidad por parte del patrón logra ganar la buena voluntad del empleado, que trabaja a gusto, contento y en armonía con su patrón y sa consecuencia rinde mucho más en su trabajo.

- Hay algunos casos especiales, en que se necesita ayuda (empleado, empleada de limpieza, compañía a enfermos o ancianos, etc.). Y no puede pagar lo que la ley exige y la otra persona está conforme en trabajar por menos paga, haciendo un acuerdo basado más en el amor y la solidaridad, que en la ley y la justicia. Eso está bien y el Señor lo aprueba, siempre que la necesidad sea absolutamente perentoria, no se extiende en el tiempo.

Pero hay que tener mucho cuidado, de ser completamente honestos con el Señor y con el empleado y estar bien seguro que ese dinero que se ahorra por el acuerdo con esa persona, no lo ahorra o gasta para sí mismo o para otros en cosas no indispensables. (Levítico 19:13; Deuteronomio 24:14-15; Santiago 5:4).


LOS PRECIOS, MEDIDAS, ETC:

• Cuando un discípulo de Cristo tiene negocio debe asegurarse que:

- Sus precios no sean desmedidos, sino justos, dentro de la ley.

- Sus balanzas, metros y medidas sean exactos. (Proverbios 20:23, 11:1; Levítico 13:35-36; Miqueas 6:11)

Debe recordar que el ojo del Señor ve hasta la más mínima trampa, sea en miligramos, milímetros, centavos o lo que fuese. También aquí, un poco de generosidad no le va a empobrecer en cambio redundará en bendición (Proverbios 11:24-25).

• Debe actuar con justicia y generosidad haciendo las cosas como “para el Señor”. (Colosenses 3:23-24).

• Debe actuar con recato, sin alardes ni jactancia. (Mateo 6: 1-4).