¿Es el Señor en mis responsabilidades y privilegios en la Iglesia?

LA IGLESIA

¿QUÉ ES LA IGLESIA?
• Al entrar en el Reino de la Luz, automáticamente nos convertimos en miembros de la Iglesia de Cristo, el Cuerpo de Cristo, la Esposa del Cordero. Esta Iglesia está diseminada por toda la tierra y por todas las edades hasta que, por fin, estemos todos juntos con el Señor.
• La Iglesia funciona en congregaciones locales. Así que, por razones mayormente geográficas, al entrar al Reino de la Luz, “entramos” a ser miembros de una congregación local, que es parte de la Iglesia de Cristo.

¿PARA QUÉ QUIERE DIOS TENER UNA IGLESIA?
• Dios es amor. Su amor necesita recipientes donde derramarse. Es decir, Dios necesita gente a quien amar profundamente.
• Dios tiene un corazón de Padre. Más que Creador, más que Salvador, es esencialmente PADRE. Por eso, su propósito eterno fue y es tener una gran familia de hijos semejantes a su Hijo, Jesús.
• ¿Qué se propone entonces, Dios?. Pues tener una Gran Familia, un Gran Pueblo, una Gran Comunidad, compuesta por gente que le obedece, le ama, le adora, le teme a Él y en quienes pueda ejercer su paternidad y volcar su inmenso, su inconmensurable, su infinito amor.

PERTENECER PUES, A ESTA IGLESIA.
• No es cualquier cosa.
• A veces cuando uno ve a los que van cayendo en el camino.
• A los que toman con ligereza su membresía
• A los que cumplen con la Iglesia cuando les conviene o les queda cómodo.
• A los que se retiran de la comunión por pequeñeces y excusas infundadas.

A veces al ver todo esto, uno se desanima y se siente tentado a actuar igual. ¡Pero CUIDADO!. No se puede “jugar” con Dios. Para Dios la Iglesia es lo más serio, lo más importante que hay en la Tierra. Dios es un Dios celoso (Nahum 1:2-7).
Él nos quiere todos completos o nada. No acepta el “adulterio espiritual”. (Santiago 4:4-5). Pertenecer a su Iglesia es un gran privilegio, pero a la vez, una gran responsabilidad.

¿QUÉ IMPLICA PERTENECER A LA IGLESIA DE CRISTO?
- Es un gran privilegio
• El Señor ama profundamente a su Iglesia. (Efesios 5:25-27).
• El Señor cuida a su Iglesia. (Juan 10:27-29; Malaquías 3:17 a ; Deuteronomio 32:9-12; Zacarías 2:8).
• Estamos cubiertos y protegidos de Satanás y sus huestes (Mateo 16:18, Salmo 91:1-4).

- Un día la Iglesia:
• Se reunirá con su Señor.
• El Cuerpo se unirá con su Cabeza.
• La Esposa se casará con el Cordero. (Juan 14:2-3; Apocalipsis 7:9, 19:6-9).
• Un día seremos reyes y sacerdotes. (Apocalipsis1:5-6, 5:9-10).

- Es una gran responsabilidad
• Al entrar en el Reino de Dios, nuestro enfoque cambia de objetivo. Ya no vivimos para el YO, sino para Cristo y los demás (Romanos 14:7-8).
• Los “negocios” del Reino tienen que ser lo más importante para nosotros, como lo eran para Jesús. (Lucas 2:49; Mateo 6:33).
• Desgraciadamente, en una mayoría de los creyentes el papel está invertido. Viven para sí mismos y dan al Señor las sobras.
• El Cuerpo crece por la alimentación mutua. Nos debemos unos a otros. (Efesios 4:15-16).
• Si uno deja de alimentarse y crecer, siempre habrá otro que sufrirá las consecuencias. Debemos cuidarnos de no ser de tropiezo a otros. (1º Corintios 8:9-13, Mateo 18:6).
• Dios ha provisto a su Iglesia de dones y capacidades para alimentarse, edificarse, crecer y prevalecer. Debemos ejercerlos para ministrarnos unos a otros. (1º Pedro 4:10-11; Romanos 12:4-8; 1º Corintios 14:26; 1º Corintios 12, estudiarlo).
• Dios nos manda a participar de las reuniones y tener comunión entre los hermanos. (Hebreos 10:24-25).

• La mayoría de las razones que aducimos para faltar a las reuniones, no convencen al Señor. Son sólo expresiones de la liviandad y ligereza con que tomamos las cosas del Señor.
• Es cierto que Dios bendice personalmente a cada uno, que escucha las oraciones individuales y edifica personalmente al que lee y medita él solo en la Palabra. Todo esto es importante
• Pero hay una fuerza misteriosa cuando los creyentes se juntan para invocar a Dios. Está basada en una promesa de Dios y Dios no miente (Mateo 18:19-20). Hay algo especial que Dios da a su pueblo reunido.
• Por eso somos “un cuerpo y no un dedo solo”. “Un edificio y no un ladrillo suelto”. “Una esposa y no un solo cabello despegado de la Esposa”. (Salmo 22:3, 22, 25; Salmo 149:1-4; Salmo 35:10; Salmo 84:1-4, 10).
• Uno de los síntomas indiscutibles de enfermedad espiritual es cuando el cristiano deja de asistir a las reuniones y evita la comunión con los hermanos por excusas fútiles, que no pueden mantenerse en pie ante la mirada del Señor, ni de los hermanos con madurez espiritual. (Lucas 9:62; 22:61-62).

Debemos ser conscientes de la declaración del estribillo de este himno y aplicarlo a nuestras vidas en particular:

Dios está formando un PUEBLO.
Verdadero Israel.
Pertenezco a ese PUEBLO.
Por su gracia y su poder.

¡Qué venga pronto el día cuando cada persona tome conciencia que pertenecer a la Iglesia de Cristo es lo más serio, lo más importante, lo más deseable que puede sucederle!