Esto significa:
a) En el ámbito personal: ser conformado a la imagen de Jesús (carácter de Cristo); y
b) A nivel colectivo: Ser familia de Dios que exprese Su carácter y voluntad a los pueblos de la tierra.
El PROPOSITO ETERNO DE DIOS es la columna vertebral sobre la cual se apoya nuestra doctrina. La meta que tenemos como pueblo de Dios es apuntar al cumplimiento de ese proyecto que Él tiene de constituir una gran familia de muchos hijos semejantes a Jesús, que exprese Su gloria y carácter a las naciones, ejecutando un modelo de vida plenamente ajustado a Su voluntad.
Esto se traducirá en una cultura que identificará el Reino de Dios en la tierra.
Esa familia de Dios se va formando con aquellos hombres y mujeres que son salvados del mundo y de su vana manera de vivir a través de la PROCLAMA del EVANGELIO DEL REINO DE DIOS que comunica el gran hecho de Jesucristo: Que es el Hijo de Dios, Dios hecho hombre; que murió, resucitó y es Señor.
Esa proclama conduce al creyente progresivamente al arrepentimiento (cambio de actitud), al bautismo en agua (unión con Cristo en su muerte y resurrección: muerte de la vieja vida, comienzo de la nueva), bautismo en el Espíritu Santo (regalo de Dios invistiendo de poder para la capacitación, transformación y cumplimiento de Su propósito) y a la inserción en la gran familia de Dios que es la Iglesia.
Podríamos afirmar que los pasos son:
1) CONVERSION: nuevo nacimiento, miembro del Cuerpo de Cristo.
2) EDIFICACION: Enseñanza, formación, perfeccionamiento.
3) OBJETIVOS INTERMEDIOS: el ganar espacios o sea establecer el Reino, en el ámbito personal, familiar, laboral y social.
4) OBJETIVO FINAL: juntos alcanzar la meta.
II. ORDEN EN LOS PROCEDIMIENTOS. Luego de la conversión el recién nacido ya tiene que ir apuntando hacia los objetivos. Para lograr los objetivos necesita elementos precisos que relacionados entre sí constituyen una metodología (que puede variar en atención a tiempo y lugar) que se aplica a través del DISCIPULADO.
III. DISCIPULADO: El propósito de Dios se llevará a cabo en su Iglesia en la medida que ante la revelación clara del mismo a través de su Espíritu a nuestras vidas, adoptemos una postura sencilla, obediente, honesta y transparente, confirmada con actitudes y hechos concretos, definidos en tal sentido, tendientes a alcanzar los objetivos proyectados. No es un método, sino que es la herramienta prevista por el Señor para la capacitación de los santos, para el desarrollo de su servicio.
A) QUÉ ES EL DISCIPULADO
1) No es meramente “pasar” información.
2) No es meramente dar y recibir consejos.
3) No es la vinculación existente entre alguien que da órdenes y otro que las obedece.
4) No es la fría enseñanza doctrinal de un maestro o profesor por un lado, y un alumno por otro, como sucede en los centros de educación primaria o secundaria.
DISCIPULADO ES COMPARTIR UNOS CON OTROS LA VIDA DE CRISTO. ES LA MANERA ESTABLECIDA PARA APRENDER TODO EL CONSEJO DE DIOS.
1) Conduce a la edificación del Cuerpo de Cristo a través del perfeccionamiento de los santos.
2) Es el instrumento para llevarnos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, librándonos de la inconstancia y la fluctuación.
3) Produce una relación natural, espontánea, sana e íntima entre los convertidos, solo comparada con la relación que tiene un padre con su hijo.
4) Es la “escuela” en donde los hijos de Dios son tratados, capacitados, y conformados a la imagen de Jesús.
5) Apunta a que Cristo sea formado en cada uno de nosotros, no existiendo área (personal, familiar, laboral, social, etc.) de nuestra vida que no sea alcanzada por la intervención de Dios, y por lo tanto que no sea objeto del discipulado.
Se ha mirado al discipulado como una "forma" de practicar el cristianismo a diferencia de la "forma" que poseen otros grupos evangélicos. Pero el punto está en que discipulado es mucho más que forma: es vida de Jesús en nosotros que se trasmite desde la Cabeza hasta todos los miembros del Cuerpo.
Significa conocer, aprender, imitar, memorizar, repetir y practicar el consejo de Dios que nos llega por intermedio de los hermanos, completando la revelación que hemos recibido acerca del gran hecho de Cristo Jesús, quien con su muerte y resurrección realizó todo lo que estaba en el corazón del Padre para el cumplimiento de su propósito.
La medida de experiencia en Cristo que cada uno de nosotros tiene, debe ir en un constante desarrollo y crecimiento. La vida de Cristo (la Cabeza) se conduce a través de la sana relación entre los hermanos, proporcionando movilidad y armonía a todo el Cuerpo.
B) RELACION ENTRE DISCÍPULOS.
Como hemos aprendido, la relación se tiene que producir en tres niveles: Con mayores (en sujeción y compromiso), con iguales (en sujeción mutua) y con menores (en responsabilidad).
Luego que un discípulo comienza a aprender y a desarrollarse es necesario que encuentre un compañero para compartir las cargas y llevar adelante la obra del Señor.
Pero aquí vamos a hacer mención a la actitud que tiene que tener el que aprende así como el que enseña a fin de que pueda ejecutarse el plan de Dios.
El que discipula tiene que tener un corazón de padre.
Nuestro hermano mayor, ejemplo y modelo de vida, Jesús, cuando oró al Padre por sus discípulos le dice: "a los que me diste yo los guardé" (Juan 17:12).
El apóstol Pablo le expresaba a los Gálatas que volvía a tener "dolores de parto" hasta que Cristo fuera formado en ellos (Gálatas 4:19). Y a Filemón le encarga la vida de un discípulo suyo diciéndole: "te ruego por mi hijo Onésimo a quien engendré en mis prisiones" (Filemón 1:10). En otro tiempo ese "hijo" le había sido inútil a Pablo y a Filemón, pero ¡aprendió! Y creció haciéndose apto para funcionar dentro del Cuerpo.
La expresión del apóstol Juan "hijitos míos" en sus cartas, revelan algo mucho más profundo que un simple sentimiento de aprecio por sus hermanos. Su exhortación contenía un espíritu paternal que proviene de una sensible sumisión y dependencia a la dirección y obra del Espíritu Santo que quiere dotarnos del mismo sentir de Cristo Jesús.
Hay otras expresiones que revelan el carácter paternal de la relación del discipulador con su discípulo:
"...os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias". (1ª. Corintios 4:17). Ver además 1ª. Timoteo 1:2, 18; 2ª. Timoteo 1:2 y 2:1.
"...estoy preparado para ir a vosotros; y no os seré gravoso, porque no busco lo vuestro, sino a vosotros, pues no deben atesorar los hijos para los padres sino los padres para los hijos. Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aún yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas..." (2ª. Corintios 12:14-15).
"Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo... que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio". (Filipenses 2:19 y 22).
"...fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos". (1ª. Tesalonicenses 2:7).
"...también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros..." (1ª. Tesalonicenses 2:11).
"...a Tito, verdadero hijo en la común fe..." (Tito 1:4)
C) PRINCIPIOS DEL DISCIPULADO.
1. El discipulado es voluntario, no impuesto. Se convierte en discípulo aquél que quiere ser conformado a la imagen de Jesús. El tratar de discipular a alguien que no quiere ser discípulo es pérdida de tiempo, provocando situaciones y consecuencias nefastas.
2. El discipulador tiene que tener un corazón de padre, y, el que es discipulado tiene que tener un corazón de hijo.
3. Primero tiene que ser hijo para luego ser padre (no nacemos siendo padres).
4. Para que el discipulador pueda formar al discípulo, éste primeramente tiene que abrir su vida, informarle, declararle su situación. El discipulado no es agresivo. Un hermano puede intervenir en la vida de otro hermano en la medida que éste último le permita tal injerencia.
5. El discipulador en ningún caso puede dejar de ser discipulado.
6. Cada discípulo debe DAR lo que tiene (de Dios) y PROCURAR OBTENER lo que le falta.
7. Cada discípulo en forma personal debe afirmar su propia comunión con Dios. Tiene que haber experimentado directamente la gracia y los tratos del Señor. Debe estar bien relacionado con Él. En virtud de la importancia de este punto, se trata en forma independiente en el literal "E".
8. Debe conocer y respetar la autoridad de Dios –directa o delegada- en todos sus aspectos.
La consulta periódica del discípulo a su discipulador esencialmente en aquellos temas que es su "debilidad" expresa su sumisión y deseo de andar en la verdad.
D) QUIÉN ES DISCÍPULO.
Podemos resumir que, un discípulo es:
a. Alguien que cree.
b. Alguien que está dispuesto a aprender con corazón manso y humilde (oye, presta atención, imita, etc.).
c. Alguien que aplica lo aprendido, que obedece. Que no se queda solo con la información.
d. Alguien que ama al prójimo como Jesús.
e. Lleva fruto.
f. Alguien que está y se mueve bajo autoridad, no hace las cosas por cuenta propia.
El aprendizaje tiene dos finalidades: una motivacional, agradar a Dios. La otra objetiva: ser sus colaboradores llevando a cabo su propósito en la tierra.
E) NECESIDADES DEL DISCÍPULO
1. TIEMPO PERSONAL DIARIO CON EL SEÑOR.
Esta es una necesidad vital que condiciona todos los movimientos del discípulo.
Dentro de ese tiempo, tiene que utilizar las disciplinas que operan como canales de comunicación con el Padre Celestial.
Compartiendo lo expuesto por Richard J. Foster en su libro "Alabanza a la Disciplina", podemos afirmar que cada discípulo debe ejercitarse en las siguientes disciplinas:
a. ORACIÓN.
Es la avenida principal que Dios usa para transformarnos. A través de ella comenzamos a pensar como Dios piensa; a desear lo que Él desea, a amar lo que Él ama. Progresivamente Él nos da a conocer las cosas desde su punto de vista.
No hay nada más poderoso y efectivo que la oración hecha conforme a la voluntad de Dios. Por la oración el discípulo procura que su vida sirva de salida o de canal para que la voluntad del Padre se manifieste hacia fuera.
b. MEDITACIÓN.
Es un tiempo para lograr la quietud, entrar en el silencio recreador, permitir que la fragmentación de nuestra mente se concentre. Después de habernos concentrado pasamos el resto del tiempo en completo silencio. No pedimos nada. Permitimos que el Señor nos hable, que se dé a conocer a nuestras vidas.
c. AYUNO.
Se puede aprovechar ese tiempo personal diario con Dios para iniciar un ayuno, es decir abstenerse de alimentos con propósitos espirituales. Debe ser para Dios, iniciado y ordenado por Él para que sea efectivo.
Arthur Wallis afirma que cuando se ejecuta con un corazón puro y un motivo justo, el ayuno puede darnos la llave para abrir las puertas que han permanecido cerradas a pesar de nuestro intento de abrirlas; una ventana hacia nuevos horizontes en el mundo invisible; un arma espiritual provista por Dios "poderosa para la destrucción de fortalezas".
PRINCIPALMENTE LOS OBJETIVOS DEL AYUNO SON:
1) Para santidad personal. Permite la obra del Espíritu Santo corrigiendo lo defectuoso en nuestra vida.
2) Ser oídos por Dios. A través del ayuno testificamos al cielo que queremos en realidad lo que buscamos: hacer la voluntad del Padre.
3) Adquirir fortaleza y autoridad en la lucha contra el diablo.
5) Recibir revelación.
d. ESTUDIO.
El estudio es diferente de la meditación. Mientras ésta es devota aquél es analítico.
La meditación saboreará una palabra; el estudio la explicará.
El estudio envuelve cuatro pasos: Repetición
Concentración
Memorización
Reflexión
2. USO ORDENADO DEL TIEMPO.
La mala administración de nuestro tiempo es un problema bastante arraigado y que merece ser atendido, ya que de lo contrario, lo más probable es que perdamos de vista los objetivos que tenemos por delante.
No en vano el apóstol Pablo aconseja a los efesios: "Así que cuidado como vivís. Sed sabios, no ignorantes: aprovechando bien el tiempo porque los días son malos. No hagáis nada a la ligera, sino tratad de entender y poner en práctica la voluntad de Dios (Efesios 5:15-17 La Biblia al día).
3. PERMANENCIA.
"Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos" (Juan 8:31).
Permanencia, constancia, perseverancia, es fundamental para la formación del discípulo. Esto tiene que ver con nuestra decisión, disposición y voluntad.
El Señor quiere que dejemos de ser fluctuantes, inestables e inoperantes y que adquiramos una coherente solidez personal que determine que nuestro carácter y nuestra acción sean un reflejo de la persona de Jesús.
Esa permanencia puede subdividirse:
3.1 PERMANENCIA EN EL APRENDIZAJE (Filipenses 3:12)
El problema de algunos está en que llegan a un punto en cuanto a la enseñanza recibida que dicen "esto ya lo sé" o interiormente dan por sentado que lo saben todo.
La conclusión del apóstol Pablo a pesar de toda la revelación y experiencia adquirida en el Señor declaraba "no pretendo haberlo alcanzado sino que prosigo..."
Esta expresión marca un principio muy importante: la vida del discípulo se tiene que caracterizar por la permanencia en el aprendizaje.
El discípulo nunca deja de estar aprendiendo. Podrá estar enseñando a muchos, preparando hermanos para la obra, pero siempre estará recibiendo el aporte de nuevos elementos que enriquecerán su vida asemejándolo cada vez más a Jesús.
A partir del nuevo nacimiento, de la conversión, el discípulo recién nacido comienza su aprendizaje.
a. ¿QUÉ ES LO QUE TIENE QUE APRENDER?
A grandes rasgos:
- En primer lugar tiene que aprender a relacionarse con Dios. Tiene que conocerle, saber cuál es su propósito, qué piensa. Tiene que recibir revelación para comprender el propósito eterno del Padre, la forma cómo alcanzar ese objetivo, y su ubicación dentro de todo el proyecto de Dios.
- En segundo lugar tiene que identificar el Reino de Dios. Es decir el ámbito o esfera de Su gobierno. Conocer los principios y estatutos del Reino. No hacer nada por propia cuenta, amar a los enemigos, etc.
- Tiene que discernir el Cuerpo de Cristo y su función dentro del Cuerpo (Colosenses 2:19).
b. CÓMO SE APRENDE.
a)- CONOCIENDO LAS ESCRITURAS.
b)- A TRAVÉS DEL MINISTERIO DE LA PALABRA
c)- A TRAVÉS DEL APORTE DE LOS HERMANOS
Enseñanza por medio del consejo, instrucción, exhortación, aliento, amonestación, corrección, reprensión y disciplina. Todo esto apuntando a la edificación.
b.1 CÓMO APRENDE EL DISCÍPULO A TRAVÉS DE LOS HERMANOS. LA IMPORTANCIA DEL CONSEJO.
La definición de CONSEJO es: dictamen advertencia.
El consejo es la palabra que un discípulo trasmite a otro con la finalidad de que éste asuma una actitud, o lleve adelante una conducta dirigida a alcanzar los objetivos de Dios. Es decir que la actitud o la acción aconsejada al hermano pretende su edificación y por lo tanto apunta a desarrollar el propósito de Dios en su vida.
El consejo no es una palabra absoluta en los términos de mandamientos como "no matarás", "no hurtarás", "no adulterarás", etc. Pero su objetivo es la formación del discípulo a la imagen de Jesús.
El consejo pretende producir en el hermano orden, prolijidad, identidad cristiana, elementos todos necesarios para llegar a ser verdaderos colaboradores de Dios.
Ej. La Palabra no dice que un discípulo debe bañarse todos los días, pero el consejo determina que debe ser así para no afectar el testimonio que es muy importante como modelo para que otros reciban la vida del Señor.
b.2 NUESTRO SUPREMO CONSEJERO ES DIOS.
La Palabra profética dice acerca de Jesús:
Isaías 9:6. "...se llamará su nombre... CONSEJERO..."
Isaías 11:2. "reposará sobre Él el Espíritu de Jehová, Espíritu... de CONSEJO y de poder..."
Hebreos 6:17. "...inmutabilidad de su consejo."
Los consejos son como señales en una carretera.
Cristo es la gran señal: Isaías 7:14; Isaías cap. 55 (especialmente v. 13).
Está el buen consejo y la buena señal y el consejo malo y las señales falsas.
Salmo 33:11. "El consejo de Jehová permanecerá para siempre..."
Proverbios 1:5. "El entendido adquirirá consejo".
Proverbios 4:13: "retén el consejo".
Proverbios 8:33. "Atended el consejo y sed sabios, y no lo menospreciéis..."
Proverbios 12:15. "El camino del necio es derecho en su opinión, más el que obedece el consejo es sabio".
Vivimos en una sociedad en la cual cada vez existe menos el consejo y muchos de los consejos que se dan son malos o errados.
b.3 AREAS EN LAS QUE NECESITA SER ACONSEJADO EL DISCÍPULO.
- Area espiritual: principios de relación con Dios y reconocimiento de su autoridad. El aconsejamiento es ineficaz si no hay relación con Dios.
- Area personal: proyecto de vida, orden, prolijidad, cuidado del cuerpo, vestimenta, vocabulario, su actitud hacia los demás, etc.
- Area familiar: desempeño de los roles, relación entre los cónyuges (comunicación, intimidad, etc.), crianza de los hijos, proyección familiar.
- Desenvolvimiento administrativo: disciplina laboral y económica (Proverbios 13:18).
La obediencia al consejo produce sabiduría.
"El que anda con sabios sabio será, mas el que se junta con necios será quebrantado" (Proverbios 13:20).
"Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo, mas en la multitud de consejeros se afirman". (Proverbios 15:22)
b.4 EL ACONSEJAMIENTO TIENE QUE VER CON LA VOLUNTARIEDAD DEL DISCIPULADO.
No olvidemos lo dicho anteriormente: el discipulado es voluntario no impuesto.
Pretender aconsejar a alguien que no está dispuesto a tomar consejo es una pérdida de tiempo.
"Escucha el consejo y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez. Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá".
"Los pensamientos con el consejo se ordenan; y con dirección sabia se hace la guerra" (Proverbios 19:20-21; 20:18).
"El ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo, al hombre" (Proverbios 27:9).
San Pablo afirmaba a los hermanos: "No he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios". La versión popular dice: "No he eludido la responsabilidad de declararles todo el consejo de Dios" (Hechos 20:27).
Aconsejar es una responsabilidad del discipulador; Y, debe realizarse en la forma, el tiempo y el espíritu correctos. En un todo de acuerdo con la voluntad de Dios.
El consejo de Dios trasmitido por hermanos espirituales conduce al perfeccionamiento, a la unidad y edificación de la iglesia, para dar cumplimiento al plan eterno de Dios.
El discípulo de Cristo debe aplicar las Escrituras del modo correcto y con el espíritu adecuado.
b.5 LA IMPORTANCIA DE LA IMITACIÓN EN LA FORMACIÓN DE DISCÍPULOS.
Del Diccionario extraemos que IMITAR es "ejecutar una cosa a semejanza y ejemplo de otra" "Hacer lo mismo".
La imitación tiene por finalidad alcanzar la estatura de Cristo.
1. IMITAR A CRISTO.
San Juan 13:15. "... porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis".
Romanos 15:5: "... el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús".
2ª. Corintios 10:1. "... mansedumbre y ternura de Cristo... soy humilde".
Filipenses 2:5. "... haya... en vosotros este sentir que hubo... en Cristo Jesús".
Colosenses 3:13. "De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros".
(Ver además: Hebreos 3:1; 12:2; 1ª. Pedro 2:21; Efesios 5:1).
2. IMITAR A LOS QUE SIGUEN A CRISTO.
1ª. Corintios 11:1. "Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo". (1ª. Corintios 4:16).
Filipenses 3:17. "... sed imitadores, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros".
Filipenses 4:9. "Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros" (conclusión: Imitar para que Dios esté).
1ª. Tesalonicenses 4:1. "... de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más".
Santiago 5:10. "... tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor".
Seguir a Cristo significa también seguir a los que siguen a Jesús. El seguir a Cristo y a los que siguen al Señor es una buena elección.
3. QUÉ DEBE IMITARSE.
3ª. Juan v. 11. "... no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo no ha visto a Dios".
(Ver ej. Proverbios 22: 24-25)
1ª. Tesalonicenses 5:21. "... retened lo bueno".
1ª. Timoteo 4:12. "Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en: PALABRA, CONDUCTA, AMOR, ESPÍRITU, FE, PUREZA".
Hebreos 13:7. "Acordaos de vuestros pastores... considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe".
2ª. Timoteo 1:13. "Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús".
Debemos alinearnos a los que siguen a Jesús (Proverbios 13:20).
4. LA IMITACIÓN ES UN ELEMENTO DE PERFECCIÓN.
Seguir un ejemplo nos preserva de la fluctuación.
Seguir un ejemplo afirma la verdad.
Imitar a discípulos cristianos provoca un sentimiento de unidad que contribuye a la ayuda y la concertación entre todos los miembros del cuerpo.
B. A TRAVÉS DE LA DISCIPLINA DEL ESPÍRITU SANTO. Éste emplea las situaciones y circunstancias exteriores para quebrantar nuestro yo, nuestra alma, que es el impedimento para que Dios pueda canalizar su vida a través de nosotros.
Dios anhela que estemos dotados de una buena sensibilidad que va a ser el terreno adecuado para que su Revelación nos llegue, y cada uno de nosotros pueda ver lo que Dios ve.
c. REQUISITO PARA EL APRENDIZAJE: Corazón manso, humilde y sumiso. Jesús dijo "aprended de mí que soy manso y humilde de corazón..." (Mateo 11: 29)
3.2 PERMANENCIA EN LA DOCTRINA.
Hechos 2:42; 2ª. Tesalonicenses 2:15; 2ª. Juan v. 9.
La doctrina es la MANERA DE VIVIR establecida por Dios para sus hijos.
La sana doctrina implica presentarnos delante de todos lo hombres como ejemplo de buenas obras (1ª. Pedro 2: 12; Tito 2:7).
¿Por qué permanencia en la doctrina? Porque cualquier desvío de este medio de vida nos lleva al fracaso comprometiendo nuestra salvación.
Cristo es el ejemplo a seguir, en Él se resume toda la doctrina. Si conozco bien a Jesús, actuó, pienso, hago, vivo, enseño, trabajo como Él, estaré encarnando la doctrina cristiana.
La SANTIDAD no es otra cosa sino reflejar la vida y persona de Jesús en nosotros.
Implica SER lo que ES Jesús. La santidad es la buena calidad del discípulo.
3.3 PERMANENCIA EN LA COMUNIÓN.
Hechos 2:42; Hebreos 10:23-25.
"... si andamos en luz como él está en luz, tenemos comunión unos con otros..." (1ª. Juan 1:7).
La obra de Dios no se efectúa a nivel individual, sino que es un trabajo que se desarrolla en equipo. Una correcta relación con el Señor significa a su vez una buena relación con mis hermanos.
El permanecer dentro de este equipo de Dios garantiza un trabajo eficaz y un seguro crecimiento de la vida del discípulo.
La iglesia es el cuerpo de Cristo, y la familia de Dios. Todo lo que Dios va a realizar en este tiempo sobre la humanidad lo va a ejecutar a través de su Iglesia la cual somos nosotros. Y, el estar juntos, el tener comunión, es algo inherente a la naturaleza de la Iglesia.
Debe existir permanencia en el afecto fraternal, en el estar juntos y en el servicio, caracterizándose la vida de cada discípulo por una mentalidad de comunidad.
Todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Efesios 4:16).
3.4 PERMANENCIA EN LA PRESENCIA DE DIOS.
¿Qué significa permanecer en la presencia de Dios? En algunos hermanos se produce una especie de separación entre la comunión que experimenta con el Señor cuando está en oración o en un encuentro con otros hermanos, y cuando está realizando las actividades comunes y normales del día (trabajar, conversar, limpiar, estudiar, viajar, etc.)
Pareciera que cuando realiza alguna de estas actividades se "alejara" de la presencia de Dios, necesitando "regresar" a Él una vez que terminó la tarea. Tal vez este inconveniente está dado por tratar de mantener la presencia de Dios por el esfuerzo de la memoria o de la emoción; cuando la recordamos la presencia está, de lo contrario desaparece; cuando estamos emocionados pareciera que estamos tocando a Dios, desaparece la emoción y da la impresión de que Dios "se fue".
Sin lugar a dudas que todos los ingredientes del alma (pensamientos, sentimientos, emociones) si no han pasado por la cruz y han quedado sometidos a nuestro espíritu que es el envase del Espíritu Santo de Dios, la vida del discípulo no adquiere solidez ni coherencia.
Tomando en consideración que Dios es espíritu y que solo nuestro espíritu tiene la misma naturaleza que Dios, es a través de los espíritus (nuestro y del Señor) que se produce la verdadera comunión con el Padre.
Cuando nuestra alma está anulada por el quebrantamiento, el Espíritu Santo fluye y es liberado a través de nuestro espíritu, permitiendo que la presencia de Dios permanezca en nosotros dándonos a su vez una paz interior imperturbable.
Aunque "afuera" haya mucho ruido, mucho nervio o variedad de situaciones problemáticas y conflictivas, estaremos sintiendo la presencia de Dios. No vamos a reaccionar fuera de lugar porque nuestro ser interior está en íntima comunión con el Señor y en definitiva es Él que estará gobernando y manejando nuestras reacciones.
Podemos estar trabajando, conversando o realizando cualquier otra actividad, y a la vez estar disfrutando de la presencia del Señor.
4. LLEVAR LA CRUZ.
Mateo 10:38, Lucas 9: 23-24)
Es la marca insustituible que tiene y que debe identificar a cada discípulo cristiano.
Es la muerte de nuestro viejo hombre la que puede dar lugar a nuestra nueva vida en Cristo. Si no hay cruz no hay vida cristiana.
Para nuestro viejo hombre solo existe la crucifixión con Cristo; en el nuevo Hombre nos encontramos en unión con Él, resucitados y ascendidos.
La cruz es el fin del viejo hombre, pero marca asimismo el principio de la obra nueva de Dios capacitándonos y perfeccionándonos a cada uno de nosotros para alcanzar el cumplimiento de su propósito eterno.
Es en la Cruz en donde se quebranta la vida natural, individualista y autosuficiente del creyente, permitiendo la obra del Espíritu Santo que procura que nuestra voluntad sea plenamente coincidente con la voluntad de Dios. La rebelión es eliminada por la cruz.
La cruz destruye nuestras opiniones, nuestras maneras, nuestra astucia, nuestro amor propio, nuestro todo. La operación eficaz de la cruz determina que nuestro camino sea claro, transparente como el cristal.
¿Por qué después de muchos años de tratamiento algunos permanecen sin cambio alguno? Watchman Nee entiende que fundamentalmente hay dos razones:
a. Falta de revelación. No se reconoce ni aprecia la mano de Dios tratando sus vidas. Imaginan que lo que los rodea es demasiado difícil, que las circunstancias son las culpables. Así continúan en oscuridad y desesperación. Busquemos revelación de parte de Dios para que podamos ver lo que es de su mano y arrodillados decirle "Eres tú, y ya que eres tú lo aceptaré".
b. Otro gran impedimento para que nuestra alma quede "anulada" es el amor propio. Debemos pedir a Dios que quite la raíz del amor propio. Cuando Él nos trata en respuesta a nuestra oración, en adoración debemos decirle "Oh, Señor, si ésta es tu mano, permíteme aceptarla con todo mi corazón".
Recordemos que la única razón para toda mala interpretación, todo mal humor, todo descontento, es que secretamente nos amamos a nosotros mismos. Así planeamos un medio "propio" para salvarnos trayendo como consecuencia grandes problemas.
No busquemos un camino para escapar, no huyamos de la obra de la Cruz. Si lo hacemos nos estaremos perjudicando y demorando la obra de Dios.
IV. CONCLUSION.
Con la conversión se inicia el proceso de edificación, siendo el discipulado el eficaz instrumento para alcanzar los objetivos que tenemos por delante.
La familia cristiana tiene que caracterizarse por el hecho de que cada uno de sus miembros está COMPROMETIDO con la obra dispuesta por Dios, cumpliendo su servicio, y, COMPROMETIDOS UNOS CON OTROS, para juntos alcanzar la meta.
Las relaciones tienen que estar afirmadas en los principios establecidos por el Señor, siendo el AMOR el vínculo perfecto y sobre el cual se apoyan todos los demás atributos que tienen que conformar la vida del discípulo.
Debemos actuar con mucho cuidado cuando atendemos situaciones de los hermanos.
Para los discipuladores: es importante saber distinguir con quién podemos tratar el problema de un hermano. Sigamos la línea ascendente.
Desechar el chisme y la murmuración. Ser reservados y cuidadosos con la intimidad de los hermanos (ej. Al recibir confesiones, planteo de situaciones graves y/o dolorosas, etc.).
Actuemos con INTEGRIDAD. No simulemos ni aparentemos ser lo que no somos.
ACTUEMOS CON LA MANSEDUMBRE, HUMILDAD Y SENCILLEZ DE JESÚS.
ORDENEMOS NUESTRO TIEMPO Y PRIORIDADES.
Tenemos que trabajar con los planos diseñados por el Señor. La Iglesia funcionando en dependencia de la Cabeza (Cristo Jesús) está llamada a establecer el Reino de Dios en la tierra, y por sus obras y hechos debe identificar a ese Reino.
La Iglesia debe ser el lugar en donde la voluntad de Dios se hace y cumple como en los Cielos. Debe dar a conocer a Dios a las naciones, y su tarea es la de continuar el ministerio de Jesús a toda la humanidad.
Debe constituir la LUZ del mundo y la SAL de la tierra.