Vivimos con propósito

Le conocimos después de haber vivido de acuerdo a nuestra propia voluntad, haciendo lo que mejor nos parecía, desconociendo de esta manera su autoridad, su voluntad y, a consecuencia de esto, su soberanía sobre nosotros. No teníamos esperanza para el futuro, ni eramos conscientes que nuestros males y errores nos llevaban a la frustración. Por eso, nos tomamos de Jesús y encontramos en Él el perdón, la salvación y la vida eterna.