EN EL CASO DE LOS PASTORES:
• Para algunos este concepto de “Sígueme” significa seguirlo desde sus hogares, sin cambiar su lugar, ni sus tareas, pero si proponerse asumir los cambios que requiere el Señor para que el “Gobierno de Dios”, sea una realidad en su vida y familia.
• Para otros este llamamiento significa además dejar parte de sus ocupaciones para dedicarse parcialmente al “servicio del Reino”.
• Y para otros, este llamamiento significa dejar todas sus ocupaciones, proyectos, lugares, etc. para dedicarse con tiempo completo al servicio a Dios y al cuidado del rebaño del Señor. El “oficio” de pastor no es un invento de los seres humanos. Es una función y responsabilidad muy específica señalada por Dios mismo (Efesios 4:11-12).
CUANDO DIOS LLAMA A ALGUIEN A CUMPLIR UNA TAREA, SIEMPRE LE PROVEE DEL EQUIPO NECESARIO PARA REALIZARLA.
• Ese equipo tiene un nombre, se llama “unción”. (Jeremías 1:5-9 y 17-19; 1º Samuel 10:1, 16:3 y otros).
• Esa “unción” le da respaldo y autoridad en su ministerio.
• Nadie debe arrogarse el título de pastor, si no cuenta con esa unción que debe estar confirmada con el respaldo de la congregación, del cuerpo de pastores con quien se relaciona y le conocen bien y por supuesto bajo la guía clara del Espíritu Santo (Hechos 15:25 y 28).
EQUIPO DE APOYO A LA TAREA PASTORAL
• Diáconos. Dios ha previsto para el apoyo de la tarea pastoral a aquellos que aparta para el “oficio” de Diáconos, Hombres fieles, de buen testimonio y llenos del Espíritu Santo, entre otras condiciones para ser reconocidos como tales. (Las diaconisas deben cumplir , entre otras virtudes, también las mencionadas anteriormente)
• Responsables. Y de hombres de buen testimonio que sean colaboradores y responsables de las tareas que se les encomienden.
CUANDO DIOS ESCOGE Y UNGE A UNA PERSONA PARA SERVIRLE EN UNA TAREA ESPECÍFICA, PARECE QUE ÉSTE LLEGA A SER A SUS OJOS DE UNA ESTIMA MUY ESPECIAL.
Por eso, en nuestra relación con pastores, diáconos, responsables, etc. el Señor nos ordena cinco cosas que debemos tener en cuenta:
- Sujetarnos y Obedecerles. (Hebreos 13:17)
• Un porcentaje increíble y alarmante de los problemas de la Iglesia provienen de la falta de sujeción (vs 17 a).
• Uno mira una congregación que declara la verdad de la Palabra, y se pregunta: ¿Cuántos de ellos están realmente en sujeción, respeto y obediencia sin imposición ni manipuleo?. O sea, son verdaderos discípulos. ¿Lo estoy yo?. ¿Lo soy yo?.
• Hace falta un corazón humilde para sujetarse, y eso no abunda. Más bien abundan el orgullo, la suficiencia, la justificación propia.
• Vivir con nuestro espíritu en paz y sujeción:
o Debemos sujetarnos no sólo cuando el pastor es simpático, inteligente, brillante y nos cae en gracia.
o No sólo cuando estamos de acuerdo con sus consejos y reservarnos el derecho de hacer lo que se nos da la gana o retirarnos de la congregación cuando estamos en desacuerdo o no hacen las cosas a nuestro gusto.
o Debemos sujetarnos sencillamente, porque Dios lo manda. (Hebreos 13:17).
o TODO ESTO ES APLICABLE CUANDO QUIEN PASTOREA, LO HACE EN EL TEMOR DE DIOS, TIENE ESPIRITU DE PADRE Y NO ENSEÑA NI APOYA DIRECTA O INDIRECTAMENTE EL PECADO.
• Los pastores, tienen ante Dios la tremenda responsabilidad de velar por el rebaño (Hebreos 13:17 b; Juan 17:12; Proverbios 27:23).
• Muchos pastores caen en tristeza, amargura y quejas y su ministerio se deteriora y resquebraja porque sus “ovejas” no les obedecen (Hebreos 13:17 c).
- Reconocerlos, estimarlos, respetarlos y amarlos. (1º Tesalonicenses 5:12-13; Hebreos 13:17).
• La razón por la que el Señor manda esto es “por causa de Su Obra”. (vs. 13).
• La tarea de gobernar la Iglesia, conducir el rebaño, formar vidas, “perfeccionar a los santos” (Efesios 4:11-12) es sumamente difícil y delicada.
• Es gloriosa y privilegiada, sí, pero hay que pagar el precio de muchos desvelos, momentos penosos, dolores de parto. (2º Corintios 11:27-28; Gálatas 5:18).
• No es extraño que haya tan pocos dispuestos a hacerlo. (Mateo 9:37-38).
- No criticarlos, juzgarlos y condenarlos a la ligera.
• Ellos son seres humanos, cometen errores y se equivocan como cualquiera. Cuando, a nuestro juicio, un pastor, diácono o responsable, no está obrando bien tenemos que proceder así:
• En primer lugar, no hacer de esto un motivo de chisme, ni guardarlo en el corazón con rencor y “raíz de amargura” (Hebreos 12:15), sino ir, con humildad, amor y transparencia a hablarle del asunto.
• Si hay que hablarle o advertirle sobre algo de que se lo acusa, tenemos que estar bien seguros y tener pruebas que hay verdad en lo que se observa en él. (1º Timoteo 5:19).
• Es peligroso criticar a los siervos de Dios.
Sin embargo, pocos son tan criticados como ellos. No se oye de muchos casos en que un pastor haya sido muerto por un revólver o un puñal. Pero en la historia hay cientos de casos en que pastores han sido asesinados por la lengua de alguno de los miembros del rebaño que pastorea. Por razones obvias, los mismos pastores no han advertido a los fieles lo suficiente sobre esto.
Pero el peligro es TREMENDO, no porque humanamente ellos pertenezcan a una “casta especial”, sino sencillamente por causa de la “UNCIÓN” que reposa sobre ellos.
Estudiemos estos dos ejemplos:
• Moisés era un “ungido fiel”. (Números 12:3 y 7) Aunque cometió un grueso error. (Números 12:1). PERO DIOS CASTIGÓ DURAMENTE A LOS QUE LO CRITICARON (Números 12:9).
• Saúl era un “ungido” infiel (1º Samuel 26) PERO EL FIEL DAVID NO SE ATREVIÓ A TOCARLO (vs 9-11).
Ellos son “ungidos” por Dios, por lo tanto son responsables delante de Él. A nosotros nos toca sujetarnos. A Dios le toca juzgarlos.
- Orar por ellos. (Hebreos 13:18; Efesios 6:18-19).
- Sostenerlos materialmente.
• Cuando las necesidades de la Iglesia demandan todo el tiempo del pastor, porque el Señor lo llama a un servicio “tiempo completo”, ésta debe responsabilizarse de su sostén y de su familia. (1º Timoteo 5:17-18; 1ºCorintios 9:6-14; Gálatas 6:6; Romanos 15:27).
• El sostén debe ser digno de un trabajo y tarea tan difícil y tan llena de responsabilidades. (1º Timoteo 5:17). Los Levitas del Antiguo Testamento eran los receptores de los diezmos de la nación de Israel (Malaquías 3:18; Números 18:21). Ellos recibían una porción mayor que las otras tribus en la herencia de los israelitas al ser receptores del diezmo de las once tribus restantes.
• Esta condición puede ser permanente o temporal, según el Señor lo indique y las circunstancias lo requieran. Pablo a veces vivía de las ofrendas (2º Corintios 11:8-9) y a veces trabajaba con sus manos (Hechos 20:33-34; 2º Tesalonicenses 3:7-9).