1º Pedro 3:1-6
Colosenses 3:19
EL ROL PLANEADO POR DIOS PARA EL HOMBRE EN EL HOGAR ES EL SIGUIENTE:
Primero: Jefe
Segundo: Sacerdote
Tercero: Profeta
EL ESPOSO ES EL JEFE, O SEA LA PRIMERA AUTORIDAD O “CABEZA” DEL HOGAR . (1º CORINTIOS 11:3; EFESIOS 5:23).
• Esta autoridad le ha sido conferida por Dios.
o Es un deber, más que un derecho,
o Es una responsabilidad, más que un poder,.
o Si por debilidad, negligencia, ignorancia, etc., abdica de esta responsabilidad, deberá rendir cuentas a Dios, porque es Él quien le ha conferido esa autoridad.
• El principio de esta autoridad, es estar bajo la autoridad de Dios.
• El varón que exige subordinación con discursos, sermones, retos, actitudes despóticas, despliegues caprichosos, reclamos lastimosos y quejas, ha cedido el principio de su autoridad.
• El varón que cumple su deber habiéndose sometido a la autoridad de Dios, deponiendo su orgullo, su ego, sus derechos y su autosuficiencia, encontrará que su familia le responde con respeto y sumisión, y que Dios lo respalda de verdad. Jesús mismo es un ejemplo de esta autoridad. Veamos en Juan 13:3-5: “Sabiendo que el padre le había dado todas las cosas en las manos… comenzó a lavar los pies de los discípulos”.
• El esposo es SACERDOTE y PROFETA del hogar.
o El sacerdote habla a Dios de la gente.
o El profeta habla de Dios a la gente.
• El esposo debe, como sacerdote, interceder por su esposa e hijos ante Dios.
Como profeta debe hablar de Dios a su familia y enseñarles las verdades espirituales.
• Su primera preocupación es que la esposa esté debidamente vinculada con el Señor.
El éxito de su papel de mujer, esposa y madre depende de su relación con Jesús.
• Él no sólo debe conducirla a una vida y conducta cristiana,
sino a que tenga acceso a la plena bendición de Dios dentro de la Iglesia.
• En el hogar, por la oración y la Palabra, debe apoyarla en el espíritu, fortalecer su fe y su anhelo por las cosas espirituales y hacerla progresar en el Señor.
Si es cristiana, le fue confiada a él como una cosa santa. (Efesios 5:25-28, especialmente versículo 26).
• Si ella se resiste a su autoridad y guía espiritual, no se desaliente.
Sea más “sacerdote” e interceda más. Cuenta con todo el apoyo del Señor, con suavidad y firmeza prosiga, y verá la victoria.
EL MANDATO DEL SEÑOR A LOS ESPOSOS ES QUE DEBEN AMAR A SUS ESPOSAS.
• Este es un amor sacrificial. (Efesios 5:25, 28, 33 ; Colosenses 3:19).
• En griego (idioma original del Nuevo Testamento), hay tres palabras que se traducen por la palabra castellana “amor”:
o Eros: Pasión, deseo (de allí sale la palabra “erótico”).
o Phileo: Afecto y preocupación humana (de allí sale la palabra “filantrópico).
o Agape: Amor que se mide por el sacrificio.
La palabra que se usa en Efesios 5:25 y Colosenses 3:19 es “ágape”. No se habla aquí, pues, de un amor que se mide por lo que el esposo siente o hace por ella, sino por su capacidad de sacrificarse por ella, de negarse a su “yo” y a sus prerrogativas, sacrificio del “ego”, una diaria “ofrenda quemada”. Como ejemplo pone el amor del Señor por la Iglesia. (Efesios 5:25-28, especialmente versículo 25).Involucra un llamado al compañerismo en los sufrimientos de Cristo, el compañerismo de la Cruz.
• El andar juntos por el camino de la Cruz de Cristo
o El señor recorrió primero el camino de la Cruz.
o El esposo va detrás recorriendo el camino de la Cruz.
o La esposa y los hijos son atraídos al esposo y a Cristo por el camino de la Cruz.
ESTE AMOR “ÁGAPE” LLEVADO A LA PRÁCTICA TIENE DOS MANDAMIENTOS ESPECÍFICOS:
• Debe tratarla con delicadeza y ternura. (1º Pedro3:7).
o La tarea de la mujer en el hogar a menudo se hace pesada y tediosa.
No tiene los estímulos habituales de otros empleos: aumento de sueldo, elogios del jefe, premios, cuadro de honor, etc. Por el contrario, frecuentemente recibe muchas quejas, rezongos y reproches. Sin embargo, eso no le hace bien. Ella, por su naturaleza “frágil”, por ser más sensible, intuitiva y romántica, necesita que se reconozcan sus talentos, que se aprecien sus esfuerzos, que se tenga consideración a sus sentimientos. Y que esto se exprese con palabras y acciones cariñosas. (Proverbios 31:10-29).
Realmente nuestro sabio Dios ha dado con la fórmula más acertada para tratar a la mujer: delicadeza y ternura. Una esposa, por ruda o tosca que sea, difícilmente se resista a un trato así.
o “Para que vuestras oraciones no tengan estorbo…” (1º Pedro 3:7).
A veces la esposa está llevando una herida secreta infringida por el esposo. Él trata de orar y encuentra como si el “cielo estuviese cerrado”. La tristeza o angustia de la esposa se interpone. Solamente después de una reconciliación basada en el “ágape”, podrá reconciliarse con Dios.
• No debe ser áspero con ella (Colosenses 3:19).
La aspereza socava aún el más hermoso matrimonio. Cuando el esposo tenga que corregir a la esposa, que lo haga a solas y la forma que menos hiera sus sentimientos, sin acusaciones y quejas ante sus hijos y extraños, reinando la estimación y el respeto.
Dios está hoy restaurando los hogares.
Y en primer término a los JEFES DE HOGAR (Esposos).
Dios espera el cambio en ellos, para bendecir plenamente a la familia.
Los respalda y apoya, los lleva a la victoria.
La Iglesia prospera en la medida en que los jefes de hogar ocupan su lugar con fidelidad y fe.