¿Es el Señor de mis diezmos, ofrendas y mi ayuda a los necesitados?

1. LOS DIEZMOS

LA MAYORDOMÍA
• Se enseña en la Biblia desde Génesis hasta Apocalipsis que nosotros somos mayordomos y no dueños de los bienes que tenemos.

• Dios es el único dueño. (Deuteronomio 10:14; Salmo 24:1; Hageo 2:8; Salmo 50:9-12; Levítico 25:23; 1º Crónicas 29:11-12).

• Nosotros somos sólo administradores. (1º Crónicas 29:14, Deuteronomio 8:11-18).

• Si lo viésemos en términos humanos el plan de Dios es muy ventajoso para nosotros:

• Dios pone TODO, pero pide que le demos el una pequeña parte de las ganancias que el además nos ayuda a obtener. (Malaquías 3:10).

• Nosotros no ponemos NADA, (porque todo lo que somos, tenemos y obtenemos es de El), pero Dios permite que nos quedemos con el 90% de las ganancias.

¿DÓNDE ENSEÑA LA BIBLIA QUE DEBEMOS DAR LOS DIEZMOS?
- Antes de la Ley (Creacional):
• Caín y Abel traían sus primicias. (Génesis 4:3-4).

• Abraham dio sus diezmos a Melquisedec . (Génesis 14:18-20 con Hebreos 7:1, 2, 4, 6).

• Jacob prometió apartó sus diezmos. (Génesis 28:22).

- Durante la Ley:
• Dios mandó separar dar y llevar los diezmos a los Levitas, (que eran la tribu de los sacerdotes y encargados de la obra de Dios). (Malaquías 3:10; Levítico 27:30-33; Deuteronomio 14:22, 27-29; Hebreos 7:5)

- Después de la Ley:
• Jesús no anuló los diezmos y, de hecho, daba sus diezmos. (Lucas 11:42).

En el Nuevo Testamento, no hay un mandamiento específico sobre el diezmo, pero la enseñanza es tácita o sea está implícita y los primitivos cristianos lo ponían en práctica y daban más que el diezmo.

o No se consideraban dueños de nada y hasta eran “exagerados” en demostrarlo. (Hechos 2:45, 4:34-35; 20:35).

o Daban no sólo más que el diezmo, sino también más allá de sus fuerzas. (2º Corintios 8:3-5). De esto surge una pregunta: ¿Están dispuestos a hacer así los que no quieren dar el diezmo porque alegan que el Nuevo Testamento no enseña explícitamente que debemos diezmar?).

o Pablo enseña a dar y que los siervos de Dios deben ser sostenidos por la Iglesia. (1º Corintios 16:1-3; 1º Corintios9:7-11; 2º Corintios 9:6-8; Filipenses 4:14-18).

¿DÓNDE SE DEBEN PONER LOS DIEZMOS Y PARA QUÉ SON?
• Deben ponerse en el “alfolí”, la Casa de Dios, (la congregación). (Malaquías 3:10).

• Los que tienen a Jesús por Señor no deben utilizar sus diezmos como les parece, dándolo a quien se les da la gana, sino ponerlo de Dios ordenó (en el “alfolí”) y que sea utilizado para lo que Dios mandó (“haya alimento en mi casa”). Malaquías 3:10.

• Los diezmos se dan en la congregación donde se es parte, porque allí se recibe la cobertura y edificación espiritual.

• No deben ser dados en forma independiente cubrir ministerios o personas. Si se desea hacerlo, debiera ser a través de sus ofrendas personales separadas para este fin.

• Los diezmos son para el sostén de los que sirven al Señor: Misioneros, pastores, evangelistas, visitadores dedicados a estas tareas, etc. (Números 18:12, 21, 24; 2º Crónicas 31:4-5; Nehemías 12:44; 1º Corintios 9:14).

ALGUNAS ADVERTENCIAS SOBRE EL DAR:
• Dios trata de “ladrones” a los que no separan y dan sus diezmos. (Malaquías 3:8-10).

• Es una ofensa para Dios darle lo que tenemos en desuso. Dios quiere y merece las “primicias”. (Malaquías 1:6-14 -ver 13, 14-; Proverbios 3:9-10).

• La Biblia promete y la experiencia lo confirma, que Dios bendice y prospera al que da con fidelidad y gozo. (Malaquías 3:10; 2º Corintios 9:7). Él se encarga de hacernos prosperar.

• Nos ayudará a vencer nuestra mezquindad el recordar lo que el Señor nos dio y da por nosotros. (Juan 3:16, 10:11; Romanos 8:32; 2º Corintios 8:9; Filipenses 23:5-8; Hechos 17: 22; Santiago 1:5, 17).

2. LAS OFRENDAS

EL DIEZMO ES UNA COSA Y LAS OFRENDAS SON OTRA.

El diezmo es la “parte establecida por Dios” de lo que Dios nos prospera. Las ofrendas se “dan” acorde a la decisión de cada uno en devoción, gratitud y amor a Dios.

• En primer lugar, del 90% que nos queda el Señor quiere que compartamos con los necesitados, especialmente los que son nuestros hermanos en Cristo. (Gálatas 6:10; Efesios 4:28; Proverbios 11:24-25, 28:27).

Podemos imaginarnos lo que sentirá el corazón del Señor cuando ve a un hijo suyo que no tiene para comer, vestir, pagar algún remedio, que está pasando un momento de apuro, mientras hay tantos otros hijos suyos que compran más de lo necesario sólo para satisfacer su carne, su vanidad, que teniendo dos o tres tapados en el ropero se compran otro más, mientras su hermano/a tiene un solo suéter remendado, etc. Dios nos libre de ese pecado y nos de un corazón como el de Él para sentir la necesidad de los demás como propia. (Santiago 2:15-16).

• En segundo lugar, debemos tener un corazón generoso para dar para las mejoras y/o mantenimiento de los lugares de reuniones, retiros, compra de elementos, materiales de formación y evangelísticos, radio, televisión, etc, y todo lo que sea para la marcha y el avance del Reino de Dios. (Éxodo 35:20-29, 36:3-7).

ACLARACIÓN:
¿Por qué a veces la Iglesia dispone usar los diezmos, en otra cosa que no es el sostén de los siervos de Dios?

La biblia no hace mención sobre que quienes tengan la responsabilidad de administrar los diezmos, tengan alguna facultad y libertad para decidir sobre el uso de los diezmos mas allá de lo que Dios estableció, pero en algunas congregaciones cuando la entrada de los diezmos excede a las necesidades del sostén pastor, misioneros, etc. y los gastos que les origina a ellos “hacer la Obra” y los gastos propios del funcionamiento de las distintas Obras. Como así también otras necesidades perentorias, como ayuda a los discípulos con necesidades extremas, compra de lugares de reunión u otras necesidades indispensables para la obra de Dios, suelen usar el dinero, mencionando lo siguiente:

- David en un caso urgente comió el pan de la proposición reservado sólo a los sacerdotes. (1º Samuel 21:3-6 comparar con Levítico 24:5-9 y Mateo 12:3-4).

- La Iglesia primitiva recogía y repartía para las diversas necesidades (1º Corintios 16:1-4; 2º Corintios 8:1-5 y 13-14, 9:5-12; Gálatas 6:6-9; Filipenses 4:10-19, 1º Timoteo 5:16-17).