- Es experto en romper la unión y la armonía.
Si hay un punto en que el diablo ha atacado más acertadamente, con más saña, a la par que éxito en la historia de la Iglesia en todo tiempo y lugar, es precisamente la relación entre hermanos.
- Es experto en romper la unión y la armonía.
Su empeño es trozar en mil pedazos el cuerpo de Cristo. No tiene que esforzarse mucho para hacer morder a quienes no temen a Dios. la “fruta sabrosa” de la discordia en las congregaciones,
Una ofensa, celos, rivalidades, terquedad, orgullo, chisme, etc., cualquier cosa sirve para desencadenar una desavenencia que sigue con diferencias, luego con posturas, enojo, etc. y termina con divisiones, nuevos grupos, etc. Él sabe bien que haciendo esto suceden dos cosas trágicas:
• El mundo NO cree. (Juan 17:21).
• Dios no puede bendecir. (Salmo 133) ¿Y…Qué podemos hacer sin la bendición de Dios?.
¡El Señor Reina!.
Pero no nos desanimemos ante este cuadro desolador. ¡EL SEÑOR REINA!. Él está en el trono. Él tiene la última palabra. No importa que ahora le haya dado un poco de “soga” al enemigo. La victoria final es del Señor.
La Iglesia “sin mancha ni arruga, la Esposa limpia, adornada, y perfumada será VENCEDORA .(Mateo 16:18; Efesios 5:25-27; Apocalipsis 19:6-8).
Para estar “a tono” con este plan de Dios, debemos seguir sus instrucciones referentes a la relación entre hermanos.
EL SEÑOR Y LA RELACIÓN ENTRE HERMANOS
Todo lo que se ha escrito y hablado, todo el abundante material que hay sobre este tema, se debe resumir en una sola palabra: AMOR (1º Pedro 4:8; Romanos 12:10; 1º Juan 2:9-11, 4:7-8, 11-12, 20-21).
Para llevar a la práctica EL AMOR hace falta una condición que nos lleva a una consecuencia.
• La condición es: EL ESTAR JUNTOS (comunión).
• La consecuencia del estar juntos es: El SERVICIO.
Alguien explicó esta verdad con el siguiente gráfico:
• El Amor
• El Estar juntos
• El Servicio
- El Amor. (Juan 13:35)
• El amor es lo que debe REGIR nuestra relación con los hermanos.
• Un amor inspirado en la “Fuente Eterna del Amor”, que es nuestro Señor Jesucristo. (1º Juan 4:8).
Un amor como el que se describe en 1º Corintios 13 (leerlo).
Un amor que nos haga querer el bien no sólo a los hermanos buenos, fieles, nobles y simpáticos, sino también a aquellos débiles, antipáticos, carnales, sucios, etc.
• Este amor es fruto del Espíritu Santo. Ya mora en nosotros, sólo falta que le demos libertad para manifestarse venciendo nuestro yo, o sea negándonos a nosotros mismos. (Gálatas 5:22; Romanos 5:5).
• Este amor no debe ser fingido, sino que debe salir de un corazón limpio y sincero. (1º Pedro 1:22).
• Nosotros no podemos decidir si vamos a amar o no:
- Es una orden, un mandamiento. (Juan 13:34, 15:12 y 17; 1º Juan 3:23, 3:14-15, 20-21).
- Si no amamos a nuestros hermanos estamos en tinieblas y muerte. (1º Juan 2:9-11, 3:10-11).
- Hay que determinarse a amar y este acto de obedecer a Dios desata el poder de amar, que ya está en nosotros. La medida e intensidad de este amor es “como Yo os he mandado”. O sea, tenemos que amarnos COMO ÉL NOS AMA.
- Verdaderamente, sólo el Espíritu Santo puede capacitarnos para amar como Jesús.
• Para los que sienten que su amor es muy chiquito, aquí tenemos un gran consuelo. Este amor puede y debe crecer, desarrollarse y abundar cada vez más. (1º Tesalonicenses 3:12, 4:9-10; Filipenses 1:9).
- El Estar juntos.
• Es la preciosa renovación que Dios está haciendo en su Iglesia en estos días. Él está restaurando la verdadera comunión entre los hermanos, en los casos en que esta esté deteriorada. (Hechos 2:42, 44, 46 y 4:32).
• Es importante estar juntos en las reuniones, la “gran” reunión del domingo, reuniones de grupos, retiros, campamentos, etc.
• Pero también es sumamente importante estar juntos fuera de las reuniones. Visitarnos, hospedarnos, comer juntos, pasear, salir de picnic, hablarnos por teléfono, salir a servir al Señor juntos, salir en alguna oportunidad de vacaciones dos familias juntas, etc. Tenemos que conocernos “de entre casa”, interesarnos por el trabajo, necesidades, hobbies, habilidades de los otros.
• Debemos brindarnos no sólo con los que tenemos afinidad, sino también con los más débiles, los que nos necesitan. No sólo con los que pueden bendecirnos y ayudarnos a nosotros.
• Nuestros encuentros deben ser constructivos y edificantes, rechazando el pecado de “chismear”, o hablar de temas livianos y superficiales. Tenemos que bendecirnos y fortalecernos mutuamente provocando el mutuo fortalecimiento y edificación mediante testimonios, y la meditación en la Palabra de Dios.
- El Servicio.
• La función esencial de la Iglesia es servir. (Mateo 20:26-28, 10:42; Filipenses 2:4-7; 1º Juan 3:16-18; Hechos 20:35).
• Todas nuestras capacidades materiales, físicas, intelectuales, afectivas, etc., deben ser puestas al servicio de los demás. (Gálatas 6:10; Romanos 14:7).
• El volcarnos a servir a otros nos obligará a dejar de ser egoístas. Nos ayudará a olvidarnos de nuestros propios problemas complejos, traumas y “mañas”.
• Algunos consejos prácticos para la relación entre hermanos:
• Sobrellevar sus cargas. (Gálatas 6:2; Romanos 15:1).
• Perdonarnos y reconciliarnos. (Mateo 5:23-24).
• Sujetarnos unos a otros. (Efesios 5:21; 1º Pedro 5:5).
• Poner la paz. (Romanos. 12:18; 14:19).
• No poner tropiezo. (Romanos 14:13-21; 1º Corintios 8:9-13).
• Hospedar. (Romanos 12:13; Santiago 2:15-16; Hebreos 13:2).
• Hacernos bien. (Efesios 4:32 a; Gálatas 6:10).
• Cuidarnos el prestigio. (Romanos 12:10).
• Restaurar a los caídos. (Gálatas 6:1).
¿Qué pasará en el pueblo de Dios, cuando Jesús sea verdaderamente el SEÑOR en la relación de TODOS los hermanos?.