¿Es el Señor en mi trato con mis padres?

1. EL ORDEN DE DIOS EN LA RELACIÓN DE HIJOS A PADRES, SE RESUME EN UN SOLO Y ÚNICO MANDAMIENTO: OBEDIENCIA. (Colosenses 3:20; Efesios 6:1-3).


• La obediencia le da al hijo seguridad y felicidad.

• La relación del niño con Dios depende de la obediencia que tenga él con sus padres.

• El Señor vive y obra en la vida de un hijo obediente.

• Un hijo obediente es un hijo feliz.



2. UN HIJO A MENUDO SE REBELA CONTRA LA AUTORIDAD DE SUS PADRES.

• Pero en el fondo de su corazón anhela y clama que sus padres sigan firmes en su autoridad.

• Eso le da seguridad.

• Si los padres son irresolutos, inconstantes e inconsecuentes en su autoridad, crean en sus hijos un sentimiento de inseguridad que dañará permanentemente su personalidad.



3. EL NIÑO QUE NO TIENE FRENO A SU DESOBEDIENCIA TIENE EN SU INTERIOR UN DESASOSIEGO Y DESCONTENTO QUE LO HACE MÁS Y MÁS DESOBEDIENTE.

• A veces los padres explotan y dicen: “Te estás buscando una paliza”. Y sin pensarlo están diciendo una gran verdad.

• El niño en su inmadurez no percibe su descontento y se debe a su desobediencia.

• Es demasiado joven y débil para dominar su propia obediencia y pide ayuda a sus padres en el idioma que le resulta más fácil: portarse mal. Así que es cierto que se está buscando la paliza.

• El niño (después del consabido “berrinche”) experimentará un profundo contentamiento por haber recibido “ayuda” para caminar por el sendero de la obediencia.



4. LA OBEDIENCIA ES EL CAMINO QUE DIOS ELIGIÓ PARA PROTEGERLO DE GRANDES ERRORES, DESACIERTOS Y TRISTEZAS.


5. EL NIÑO VIVE EN SU PEQUEÑO MUNDO CON SU PROPIA LÓGICA Y RAZONAMIENTOS.

• Hace sus juicios desde una base pequeña de conocimientos y experiencias. Esto sucede también con los adolescentes y aún también en la primera juventud.

• Debido a las limitaciones de su todavía pequeño mundo, las decisiones sin dirección de los niños los conducirán inevitablemente a dificultades serias.

• Por esa razón es que Dios los protege, poniéndolos bajo la autoridad de los padres.



6. LA OBEDIENCIA ES UNA LEY BÁSICA EN NUESTRA RELACIÓN CON DIOS Y LAS DEMÁS PERSONAS.

• En relación con Dios: “La sumisión a los padres es una escuela para la obediencia directa a Dios que deberán tener cuando ya no vivan bajo la autoridad de los padres. Para esto es que educamos a nuestros hijos, para que a su debido tiempo, puedan seguir la voluntad de Dios por un impulso venido de adentro”.

• En relación con los demás: En todos los órdenes de la vida, nuestra primera obligación es obedecer: a las autoridades constituidas de la ciudad y el país, a los patrones, jefes, directores, maestros, pastores, padres, esposo, superiores, etc.



7. LA OBEDIENCIA NO ES OPTATIVA.

• Es decir, a los hijos no les corresponde decidir si la orden es correcta o no. La Biblia NO dice “Hijos, obedeced a vuestros padres cuando tienen razón…”.

• Los padres son humanos y falibles (Hebreos 12:9 – 10).

• El hijo que obedece un mandato “erróneo” aún permanecerá bajo la luz de la aprobación de Dios. Será más feliz y más adaptado que aquellos que desafían y ponen en tela de juicio la autoridad de los padres.

• Los padres (casi inevitablemente) tomarán alguna vez decisiones precipitadas o equivocadas. En estos casos, nunca deben vacilar en admitir sus errores, confesar una genuina equivocación y pedir disculpas a sus hijos. No deben temer que eso lesione su autoridad. Al contrario, va a inspirar en los hijos respeto, amor y admiración por padres que son honestos, v alientes, sinceros y humildes, y estarán en mejor disposición para obedecerlos.

• En el caso de padres que llevan sus hijos al pecado, el hijo debe armarse primero de fe en un Dios vivo. Dios proveerá la vía de escape. Pero, en el peor de los casos, en caso de inducirle o llevarle a pecar, “debe obedecer a Dios antes que a los hombres”.



8. LA SEGUNDA ACEPCIÓN DE ESTE MANDAMIENTO DE OBEDIENCIA ES HONRAR AL PADRE Y A LA MADRE (Efesios 6:2 – 3 con Éxodo 20:12).

¿Queremos que nos vaya bien y tener una larga vida en esta Tierra?

Aquí tenemos la clave.

• Este es el único mandamiento con promesa.

• Notemos que es un mandamiento, no una sugerencia.

• Tampoco es opcional.

• Dios nos manda a honrar (respetar, exaltar y premiar los méritos) a nuestros padres. Sean buenos o malos, ignorantes o sabios, rudos o tiernos, creyentes o inconversos. Estén en la cárcel o en la presidencia, cueste lo que cueste.



¿Los honramos SI o NO?.

• Si enfrentamos esta pregunta honradamente, la contestamos honestamente y buscamos solucionar el asunto, ocurrirán liberaciones y milagros en nuestra vida.


Examinemos cuidadosamente Mateo 5:23-24

• A veces hay heridas, hendijas y rajaduras de incomprensión en nuestra relación con padre o madre.

• Todo esto debe ser sanado, confesado y arreglado si queremos que fluya la bendición de Dios sobre nuestra vida y seamos librados de intranquilidad, confusión y aún depresión.

(Los párrafos entre comillas son tomados del libro “La familia Cristiana” de Larry Christenson, capítulo tres).