• Los que nos odian y procuran nuestro mal.
• Pero hay personas que sin ser nuestros enemigos declarados, nos hacen daño y nos hacen sufrir. Murmuran de nosotros, ensucian nuestra reputación, logran que otros nos miren mal, usan su influencia para que no consigamos algún beneficio, empleo, etc..
• Nos estafan, nos traicionan, nos prueban la paciencia, nos sirven de continuo tropiezo, nos “pinchan” continuamente, personas que nos provocan, que generan situaciones de choque, que provocan una antipatía causal, hasta resultar insoportables.
• “Enemigo” parece una palabra demasiado fuerte para definirlos, pero tampoco son nuestros amigos… ¡de ninguna manera!.
• Pero…siguen siendo “nuestro prójimo”.
¿QUÉ MANDA EL SEÑOR RESPECTO DE LOS ENEMIGOS?
• El grado mínimo de amor que Dios nos manda tener, es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Lucas 10:27).
Algunos de nuestros prójimos son nuestros enemigos declarados, o están encuadrados en lo descrito en los puntos anteriores. Pues, a todos ellos el Señor, nuestro Rey y Dueño, nos manda amarlos como a nosotros mismos.
• ¿Esto es mucho pedir para nuestra pobre y miserable naturaleza pecaminosa?.
Pero no lo es para nuestro Señor que vive dentro nuestro desde que nacimos de nuevo. Ese Señor es aquel que entregó su propia vida para salvar a sus enemigos (Romanos 5: 6-8; Lucas 23:32-34; 1º Pedro 2:23).
• Yo no puedo amar así pero Cristo en mí, sí lo puede. (Filipenses 4:13).
• El Señor nos da lo que podríamos llamar una receta progresiva de cuatro ingredientes para tratar a nuestros enemigos (Mateo 5:44).
• AMAD a vuestros enemigos…
• BENDECID a los que os maldicen…
• HACED BIEN a los que os aborrecen…
• ORAD por los que os ultrajan y persiguen…
Hacer buen uso de esta receta trae resultados espectaculares. Difícilmente alguien se resista a un trato así, inspirado en tal amor, sabio, sereno, majestuoso e inconmovible.
Una aplicación práctica de este amor la tenemos en dos porciones de Proverbios:
• En acción: Proverbios 25:21-22.
Hacer favores al enemigo…
• En palabras: Proverbios 15:1.
Contestar dulcemente a sus injurias…
Si Dios nos da la “RECETA” y las “APLICACIONES PRACTICAS” ¿Por qué temer a intentarlo?