Mateo 9: 35Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas
de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda
dolencia en el pueblo. 36Y al ver las multitudes, tuvo compasión de
ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen
pastor. 37Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es
mucha, mas los obreros pocos. 38Rogad, pues, al Señor de la mies,
que envíe obreros a su mies.
El
llamamiento a los obreros procede de Dios mismo. El es el que produce en
nosotros así el querer como el hacer por su buena voluntad, (Filipenses
2:13) es por eso que ante la falta de obreros, debemos rogar “al Señor de la
mies que envíe obreros a su mies”, para que El los envíe. La
persuasión humana, no comunica el valor eterno del llamamiento Divino. (Jueces
6:11-14; 1ª Samuel 16:1; Mateo 4:18-22; Hechos 9:1-9) La capacitación teológica
jamás sustituirá a Su revelación. La vida eterna no procede de estudiarlo, sino
de conocerlo (Juan 17:3) y El se revela a sí mismo. (Efesios 1:17)
Hay
sin embargo una importante responsabilidad delegada a la iglesia en la
formación de los santos: “perfeccionarlos para la obra del ministerio”.
O sea, prepararlos correctamente y dejarlos dispuestos, para ser utilizados en
tiempo, lugar y forma Según Dios, en aquello que sea su gracia y
ministerio. Esta información y formación de obreros, tiene dos perfiles
claramente definidos que debemos observar para colaborar con SU
propósito.
a)
El
Carácter del Obrero. Expresado en su vida personal.
b)
El
Carácter del Obrero. Expresado en su función ministerial.
Carácter: Conjunto de rasgos y circunstancias que
indican la naturaleza esencial de una persona,
su manera de pensar u obrar, que la distingue de los demás. Modo de ser
peculiar y privativo de cada persona por sus cualidades. Individualidad moral
especialmente definida por la energía de la voluntad.
Es la expresión visible de la calidad
humana observada en sus conductas, honestidad, lealtad, transparencia,
humildad, mansedumbre, diligencia, abnegación, generosidad, etc. como virtudes.
Aunque otras veces revela los perfiles más bajos de la misma: violencia,
mezquindad, altivez, orgullo, ocio. Virtudes
o defectos éstos que se expresan primeramente en las funciones personales y
luego en las ministeriales, afectando toda acción o relación interpersonal.
(1ª Timoteo 3:1-12)
En este sentido, el clericalismo,
estableció un concepto sutilmente erróneo. Llegando a asumir que los que se
desempeñan en el ministerio público de la iglesia deben ser santos y
consagrados, mientras que el resto de los asistentes pueden tener una vida de
menor calidad; menor entrega o compromiso. (Lucas 14:33; 1ª Pedro 1:14-16)
La observación y formación del carácter en
la función personal:
·
Su conversión a Cristo. Su relación personal con Dios. (Hechos
9:1-9; Filipenses 3:4-14)
·
Como hijo: Honra a los mayores. (Efesios 6:1-3)
·
Como hermano: Generosidad, servicio, espíritu comunitario etc.
(Hechos 2:44-47; 4:32-37)
·
Como novio: Castidad, respeto, prudencia y conducta. (Mateo
1:18-21; Lucas 1:26-35).
·
Como esposo: Gobierna bien su casa. Administración, servicio y
cuidado del hogar. (1º Timoteo 3:4; Tito 1:5-9)
·
Como padre: Responsabilidad en la formación de sus hijos con
integridad. (Salmos 78:5-8)
·
Como empleado: Obediencia, aptitud, laboriosidad,”... como al
Señor”. (Efesios 6:5-8)
·
Como patrón: Fidelidad en el pago de impuestos, responsabilidades
legales, previsión social y observar equidad en el trato a sus empleados.
(Romanos 13:1-8; Efesios 6:9)
La observación y formación del carácter en
la función Ministerial:
Siendo
Dios quien debe constituir apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y
maestros. La iglesia ha tomado un delicado y peligroso desvío al abrogarse la
responsabilidad de nombrar ministerios, o producir ministros. ¿Cuál es el
encomendamiento que nos dio El Señor y cuales los límites que nos estipuló?
Formar a cada uno de sus miembros a imagen de Jesús, enseñándoles que guarden
todas las cosas que El mandó. (Mateo 28:19-20; 2ª Timoteo 2:2). Brindando
un marco donde los distintos ministerios puedan desarrollarse en orden, según
la gracia recibida. Reconociendo a quienes Dios mismo constituye, según la
observación del carácter, fruto y señales que produce cada uno. (Éxodo 3:1-4;
1º Samuel 16:1-13; Mateo 4:18-22; Hechos 1:12-26; 9:1-9)
Ejemplo:
·
¿Comunica
a otros el evangelio del reino de Dios? (Hechos 8:4; 9:19-22)
·
¿Los
que oyen se convierten? (Hechos 4:1-4)
·
¿Hace
discípulos? ¿Tiene sabiduría en el consejo? ¿Siente responsabilidad por otros y
vela por ellos?
·
¿Logra
relacionar entre sí a los que se convierten, formando un grupo dinámico?
(Hechos 4:32)
·
¿Lo
acompañan las señales? ¿Dios manifiesta sus dones a través de el? (Hechos 8:7)
·
¿Se
integra a otros en sujeción mutua? ¿Sabe trabajar en equipo? (Hechos 16:3-5)
·
¿Funda
obra nueva? ¿Sabe organizarla? ¿La sostiene?
·
¿Es
prudente en el consejo? ¿Vela por no herir a otros, o sólo imponer sus razones?
·
¿Desarrolla
a otros en el ministerio?
LOS MINISTERIOS:
Efesios 4:11 “Y él mismo constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros,”. Según las Sagradas Escrituras, hay en la Iglesia diferentes
ministerios. Todos constituidos por el mismo Señor. (1).
·
Apóstoles.
·
Profetas.
·
Evangelistas.
·
Pastores
– maestros.
En la práctica de acuerdo a su
funcionamiento podríamos clasificarlos de la siguiente forma:
·
Ministerios
locales: Profetas,
Pastores - Maestros.
·
Ministerios
trans - locales: Apóstoles
y Evangelistas.
(1). Estos deben ajustarse plenamente a la Palabra escrita -La Biblia- , no reinterpretarla o basarse en revelaciones
propias. Ni suplantarla, reemplazarla, o añadir a lo que en ella está escrito,
sea esto en forma personal o a través de acuerdos con ministerios similares, ya
que la Biblia contiene la Revelación completa de Dios. Ni moverse aisladamente
de los ministerios dados al Cuerpo, desconociendo la gracia dada por Dios a
estos otros.
Efesios
4.11 aclara con objetividad su motivo de ser:
“…a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para
la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de
la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que
siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto
es Cristo…”. Ef.
4:12-15.
Como
iglesia a través de la historia se ha hecho difícil respetar este principio,
debido a nuestra mezcla entre lo espiritual y lo anímico. Ser guiados por el Espíritu,
en oposición a proyectos personales y
buenas intenciones que ocultan usualmente el discernimiento espiritual. En
ciertas ocasiones, el sincero deseo de algunos por crecer, otras veces las
ambiciones personales de realización, (malentendiendo que crecer es obtener un
puesto) han conducido al reconocimiento de quienes no tenían ministerio, con un
final no muy feliz. Todo lo que no constituye Dios mismo, carece de eternidad,
no perdura. (Santiago 1:17-18).
¿Es
necesario, que todos alcancemos como si fuese por una especie de escalafón, un
ministerio de apóstol, profeta, evangelista, pastor o maestro? ¿Desde la
perspectiva divina, sería lo mejor? ¡De
ninguna manera! (1ª Corintios 12:29-31).
Cada
hombre y mujer de la iglesia debe procurar su santidad y la de otros, porque es
a lo que nos llamó el Señor. (2ª Corintios 7:1; Hebreos 12:14; 1ª Pedro
1:13-19). La madurez, el crecimiento espiritual y la fidelidad, son para todos,
pero el ser apóstol, profeta, evangelista o pastor, procede de la constitución
celestial y no de una conquista. Es un don, no un logro o un trofeo. De hecho y
considerando que es El mismo quien constituye, si fuera lo mejor, todos
seríamos apóstoles. Por tanto, conviene disponernos siendo fieles a su
instrucción y dóciles a su trato. Ya que el mayor logro individual en la
iglesia es la fidelidad. En este sentido, debemos reconocer lo tremendamente
equitativo de este hecho, ya que aun no siendo todos apóstoles, etc.,
cualquiera puede proponerse ser fiel y por la gracia de Dios, alcanzarlo. De
este modo, para facilitar la restauración del gobierno de Dios en la iglesia,
será necesario obedecer este principio, ya que el perfil ministerial al que
está llamado por Dios un determinado obrero, se debe observar por el fruto.
OTROS APORTES DENTRO DEL ÁMBITO
FORMATIVO.
·
Enseñar las Sagradas Escrituras. Tener una correcta
regla hermenéutica. 2º Timoteo 3: 14Pero persiste tú en lo que has aprendido y te
persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; 15y que desde la niñez
has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la
salvación por la fe que es en Cristo Jesús. 16Toda la Escritura es
inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para
instruir en justicia, 17a fin de que el hombre de Dios sea perfecto,
enteramente preparado para toda buena obra.
·
Enseñar la necesidad de mantenerse actualizado
informado acerca de las diferentes realidades, sociales, políticas, económicas
etc... Y ser lector habitual para enriquecer el vocabulario. Juan 4: 35¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que
llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos,
porque ya están blancos para la siega.
·
Enseñar acerca del carácter de Dios, sus
intervenciones y propósito. (Juan 17:3 Efesios 1:3-5)
·
Enseñar la historia del pueblo de Dios. (Deuteronomio 7:18-19)
·
Ministrar juntos: Orar, alabar, evangelizar, servir,
visitar, interceder. (Mateo 5:1; 9:19; Lucas 9:28-36; Hechos 1:1; Santiago
2:18-20)
Finalmente
reconocer que nosotros hemos sido encomendados por Dios para informar a todos y para formar a aquellos que se disponen a ser
discípulos de Cristo, reconociendo que el único que transforma las vidas dando corazón nuevo, es El Señor.
2º Timoteo 2: 1Tú, pues, hijo mío, esfuérzate
en la gracia que es en Cristo Jesús. 2Lo que has oído de mí ante
muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros 3Tú,
pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. 4Ninguno
que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que
lo tomó por soldado. ….15Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de
verdad.