Según Dios: ¿Para qué existe la familia?

Enseñanza Nº 2


Introducción:
Antes de estudiar los diferentes aspectos de la vida familiar, nos parece fundamental enfocar cual es el propósito de Dios para la familia, ya que este dará sentido y razón a todos los temas que sigan.

• ¿Para que existen nuestras familias?
• ¿Para que nos hemos casado?
• ¿Tiene nuestra familia, objetivos claros?
• ¿Tenemos algún propósito definido? ¿Cuál es?
• ¿Cuál debe ser nuestro propósito como familia cristiana?

Hay pocas personas que se formulan estas preguntas seriamente. La mayoría de nosotros vive en familia, sin considerar profundamente el tema.


1) CARENCIA DE PROPOSITO Y OBJETIVOS EQUIVOCADOS

a) Carencia de propósito:

Muchos, simplemente no se han fijado propósito. Se casan, trabajan, se esfuerzan, adquieren cosas, tienen hijos, pero no saben para qué.

• Si preguntáramos a la mayoría de los novios próximos a casarse: ¿Para que se casan?, no encontrarían una respuesta correcta y clara que darnos. Planean los muchísimos detalles del casamiento; el vestido, la fies¬ta, el viaje, los muebles, los invitados, etc; pero jamás se han for¬mulado esta pregunta fundamental. ¿Para qué nos vamos a casar?.

• Es precisamente esta falta de propósito, la que lleva a la mayoría de los pa¬dres a creer que son buenos padres, si proveen a sus hijos de comida, vestido, vivienda, atención médica, educación escolar, recreación, etc. No advierten que aunque todo esto es necesario, no constituye precisamente lo fundamental.



b) Objetivos equivocados:

La carencia de un propósito claro para la familia, hace que nos desviemos hacia objetivos equivocados y hagamos de los medios un fin, o de lo secundario lo primordial.

• Búsqueda de logros materiales: El progreso material se ha constituido en el objetivo principal de muchas familias. La gran meta es el “confort”. Pierden la vida deseando y trabajando para alcanzar lo deseado; luego siguen trabajando para mantener lo alcanzado. Siempre están pensando en alguna nueva adquisición, y sacrifican y postergan a la familia para poder lograrlo. Han hecho del medio un fin. (Lucas 12:15)

• Gratificación personal y egoísta: Hay quienes se casan pen¬sando sólo en si mismos. Su objetivo no es dar sino recibir, no servir sino ser servido. Ya sea en lo material, en lo sexual, o en cuanto a responsabilidades familiares. Su fracaso es seguro. (Mateo 20:25-28)

• Deificación de la propia familia: Algunos hacen de la familia un fin en si mismo. La propia felicidad y conveniencia se convierte en la meta más alta de la vida familiar. Así sin darse cuenta, consideran a Dios como un excelente medio para el bienestar familiar. Tales familias están sumamente preocupadas y afanosas por su propia fama, renombres, y se abocan enteramente a lograr su propia comodidad y placer.

• Obtención de los beneficios legítimos que brinda la familia: Es¬te es el objetivo de la mayoría de los matrimonios que se constituyen, aún cuando a nivel conciente no se lo planteen. Evidentemente hay beneficios legítimos que Dios mismo ha otorga¬do al matrimonio; la alegría de vivir en compañía, el poder brindar y recibir afecto, la felicidad y el deleite que proporcionan las relaciones sexuales, el hecho de tener arraigo y pertenecer a un núcleo famili¬ar, la cobertura y protección que se reciben, la dicha de tener hijos, etc. Nos preguntamos: ¿Está bien hacer de estos beneficios el propósito de la familia?. Respondemos ¡NO!. Al seguir desarrollando el tema quedará esclarecida la razón de este no.

2) CONSIDERACIONES BASICAS

Romanos 11:36: Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

• Dios es el creador de la familia: Dios es el creador de todas las cosas. Dios hizo al hombre y a la mujer y los unió en matrimonio. Dios instituyó el matrimonio para todas las generaciones. El es quien da los hijos. Dios es el autor y creador de la familia.

• Dios es dueño de la familia: Todo lo creado pertenece a Dios. Por lo tanto la familia le pertenece. (Salmo 24:1). De modo que podemos afirmar que no es nuestra familia, sino SU familia; no son nuestros hijos sino LOS SUYOS.

• Dios ha determinado un propósito para la familia: Dios creó todas las cosas con un propósito determinado. Por lo tanto, la familia fue creada con un propósito determinado. Dios, de antemano le designó propósito y meta. (Efesios 1:11)

• La familia existe para Dios: Todo fue creado para Dios, por lo tanto, la familia fue creada y existe para El. La familia no existe para su propio beneficio. La felicidad y el bienestar del hombre son un derivado, "las añadiduras" y nunca el propósito de la familia. El fin supremo de la familia es la gloria de Dios.


3) EL PROPOSITO DE DIOS PARA LA FAMILIA

• ¿Para qué creó Dios el matrimonio?.

• ¿Para qué le dio a Adán una esposa?.

• ¿Porqué los hizo una sola carne?.

• Dios tiene un propósito eterno: Desde antes de la fundación del mun¬do Dios se ha propuesto tener una familia de muchos hijos semejantes a su Hijo Jesús. (Romanos 8:29; Efesios 1:4-5). (Este tema ya se ha tratado ampliamente en la enseñanza sobre la meta).

• La familia fue creada en función del propósito eterno de Dios: Fue diseñada para cooperar en la realización del propósito que tiene Dios. Ser padre de u¬na, GRAN FAMILIA. Malaquías; señala el propósito de Dios al hacer del hombre y la mujer "UNA SOLA CARNE", cuando dice:

Malaquías 2:15: ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu?. ¿Y por qué uno?. Porque buscaba una descendencia para Dios.

• No fue Adán quien se propuso tener una familia, sino Dios: Dios da a los hombres la capacidad de multiplicarse y tener hijos, trayendo a la vida una descendencia que provea a Dios de muchos hombres y mujeres a quiénes adoptar como sus hijos, por medio de Jesucristo.

Génesis 2:19: Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

• Dios no proveyó al hombre de una compañera meramente, sino de una ayuda idónea para que en ellos y a través de ellos pudiera realizarse su plan y propósito. Por eso afirmamos que la familia fue hecha para Dios; y es por lo tanto una comunidad servidora de sus altos y eternos propósitos.


LA FAMILIA FUE CREADA Y EXISTE PARA COOPERAR CON EL PROPOSITO ETERNO DE DIOS. TENER UNA FAMILIA DE HIJOS SEMEJANTES A JESUCRISTO.


Dietrich Bonhoeffer, escribe desde una prisión nazi a una sobrina que
estaba por casarse:

• “El matrimonio” es mas que simplemente vuestro amor del uno al otro. Tiene una dignidad y poder más altos, pues es la santa ordenanza de Dios por medio de la cual él desea perpetuar la raza humana hasta el fin del tiempo. En vuestro amor os veis solamente a vosotros en el mundo, pe¬ro en el matrimonio sois un eslabón en la cadena de las generaciones, que Dios hace venir y pasar a su gloria, y llama a su reino. En vues¬tro amor solamente veis el cielo de vuestra felicidad, pero en el ma¬trimonio estáis colocados en un puesto de responsabilidad hacia el mundo y la humanidad. Vuestro amor es vuestra posición privada, pero el matrimonio es más que algo personal, es un estado, “un oficio”.



4) ¿DE QUE MODO COOPERA LA FAMILIA CON EL PROPOSITO DE DIOS?


a) En la procreación y crianza de los hijos para Dios

• Es emocionante pensar que podemos tener hijos a quienes Dios quie¬re adoptar como hijos suyos. ¡Cómo cambia nuestra actitud frente a las tareas y responsabilidades familiares cuando comprendemos esto!.

• Tener hijos, (sean propios o adoptivos), criarlos, cocinar, lavar, planchar, trabajar para el sustento diario, instruirles, educarlos; ¡todo lo haremos para Dios!. Somos sus colaboradores. Estamos crian¬do “SUS HIJOS”.

• Con este propósito en vista, todo trabajo o esfuerzo de la familia se transforma en un servicio para Dios. La mesa del taller, la mesada de la cocina, son altares desde donde servimos a Dios. Y se cumplirá la visión de Zacarías:

Zacarías 14:20-21: En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar. Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos...

• Es importante que los padres no sólo asumamos la responsabilidad de criar hijos, sino la de encaminarlos en el Señor. Es necesario orar por ellos y con ellos, educarlos con el ejemplo, dedicarles tiempo, ense¬ñarles la palabra de Dios, guiarles a experimentar a Dios, de modo que lleguen verdaderamente a ser hijos de Dios.

• La pareja que se casa con el propósito de obtener los beneficios que brinda el matrimonio, difícilmente llegará a ser feliz, ya que en la familia, van a encontrar no sólo beneficios, sino también trabajo, responsabilidad, dificultades, luchas y aún sufrimientos. En cambio el matri¬monio que vive para cumplir el propósito de Dios, tiene una actitud positiva. No se amarga frente al trajín, la lucha y el sufrimiento, por el contrario es feliz sabiendo que toda su vida es un servicio a Dios.

• ¿Disfruta tal familia de los beneficios legítimos que Dios dio a la vida familiar?. Por supuesto que sí y óptimamente. Dios no va a formar una familia para él a expensas de nuestra felicidad. Dios quie¬re que nosotros también seamos felices y, disfrutemos plenamente de los beneficios que él mismo concedió a la familia. Pero los beneficios son secundarios, son “las añadiduras” lo importante es su propósito eterno.


Algunas consideraciones


• ¿Qué de los matrimonios que no pueden tener hijos?.

Todos los matrimonios pueden tener hijos, sea engendrándolos o adop¬tándolos. ¡Hay tantos niños que precisan padres!.


• ¿Qué de los que no se casan?

Pueden abocarse a otros aspectos del servicio en la obra del Señor. Jesús no se casó; Pablo no tenía familia, pero ambos vivieron ente¬ramente entregados a cumplir el propósito de Dios.


b) En la formación y desarrollo del ser humano

• La convivencia familiar nos provee de las circunstancias ideales para que nos conozcamos y perfeccionemos. El hogar es el lugar donde se nos conoce mejor, donde más se evidencian nuestros defectos. El hombre y la mujer llegan a descubrirse y conocerse a si mismos en el seno familiar.

• La familia es el lugar donde se forma nuestro carácter; es tam¬bién donde más necesitamos practicar las virtudes cristianas; amor, hu¬mildad, paciencia, bondad, mansedumbre, etc. Allí aprendemos la res¬ponsabilidad, la diligencia, la sujeción, el trato tierno, el servicio, el orden, el respeto, la tolerancia. En la familia aprendemos a perdo¬nar, a soportar, a confesar, a negarnos a nosotros mismos, a ejercer autoridad con amor, a corregir con gracia, a sufrir, a sacrificarnos por los demás, a orar,. a confiar en Dios, a gobernar, a administrar, a compartir.

• El hogar es escuela de formación tanto para padres como para hi¬jos. Dios utiliza la convivencia familiar mas que ninguna otra cosa, para la transformación de nuestro carácter a la imagen de su Hijo, de acuerdo con su propósito eterno (Romanos 8:29)


c) En ser una base para el crecimiento y la edificación de la Iglesia.

• Una familia bendecida ha de bendecir a otras familias. Dios quiere usar nuestros hogares como bases para la extensión de su reino en la tierra. No sólo cooperamos con Dios en la crianza de los hijos y la formación de nuestras vidas, sino abriendo nuestros hogares para salvar a los perdidos y enseñarles la palabra del Señor. (Mateo 10:7-8)


5) EL VALOR DE LA FAMILIA


a) La familia es el fundamento de la estructura social

• Mediante la familia, la sociedad se estructura de un modo armónico coherente, dinámico y natural. ¿Qué seria de la sociedad si no existiera la familia?.

• ¡Dios no podría haber "inventado” nada mejor que la familia para lo¬grar la integración, desarrollo, y buen funcionamiento de la sociedad humana!.


b) La familia proporciona identidad, arraigo, protección y cobertura.

• Estas son necesidades importantísimas de toda persona. (Salmo 68-5-6)


c) La familia es el primer lugar donde se desarrolla y expresa la pleni¬tud de la capacidad, mental y emocional del ser humano.

• Es el marco ideal creado por Dios, para el desarrollo afectivo, psíquico, físico y espiritual del hombre y de la mujer. (Salmo 128).


CONCLUSION

• Comprender estas verdades como familia cristiana, debe hacernos reflexionar sobre nuestros objetivos y actitudes frente a la Vida, llevándonos a efectuar las correcciones necesarias, para consagrarnos al propó¬sito de Dios.


ORACIÓN

• Gracias Señor, pues ahora entendemos mejor tu voluntad. Nuestro matrimonio es tuyo. Declaramos que nuestra familia existe para ti. Quizás cuando nos casamos pensábamos en nosotros mismos, pero hoy, al comprender tu propósito te pedimos perdón y corregimos nuestro rumbo; procla¬mamos que nosotros existimos como familia para cooperar con tu propósito eterno. Nos consagramos como familia a tu voluntad Amén