Somos el muestrario

Dr. Rubén Jorge Rodríguez

Cuando nos disponemos a compartir el evangelio de Jesucristo, lo hacemos con el mejor deseo y con la mejor dedicación. Nos esforzamos todo lo que nos es posible para compartir el mensaje de “Vida Eterna” que ha cambiado nuestras vidas; testificando de todo lo que Él es en nosotros y ha hecho tanto en nosotros, como en nuestra familia.

Es necesario tener no sólo el deseo de llevar a los pies de Cristo a quienes nos rodean, sino tener también compasión. Una carga tan profunda al ver su estado y destino, que nos lleva aún a llorar por ellos, quienes no son conscientes de su situación y muchas veces rechazan la buena noticia que puede transformar sus vidas.

Ahora bien, también es cierto que al compartir el mensaje de vida, debemos saber que tanto nosotros como nuestras familias somos el muestrario, o el modelo de vida que comunicamos. Comunicamos lo que somos, lo que brota de nosotros, conjuntamente con las palabras que salen de nuestra boca.

Lo mismo ocurre cuando nos disponemos a ayudar, o acompañar en el crecimiento a aquellos que deciden seguir a Jesús. El discipulado influye en las personas en tres aspectos que son fundamentales; uno es nuestra proclama acerca de todo el consejo de Dios que debemos comunicar, otro es la enseñanza y la aplicación concreta a las vidas que acompañamos en su crecimiento y la tercera somos nosotros y nuestra familia.

Queramos o no, es muy probable que aquellos a quienes nos disponemos a ayudar, se tornen parecidos en muchas cosas a nosotros, en lo bueno y también en lo que no lo es. Es cierto que influye en ellos tanto lo que comunicamos verbalmente como nuestro modelo de vida, conducta y forma de relacionarnos con otras personas. Cuando alguien ofrece un producto determinado, además de los datos y virtudes que puede ofrecer, se le requiere que presente un muestrario o un modelo. Entonces en base a este ejemplo, debemos deducir que el modelo de cristianismo que ofrecemos es el que vivimos.

Mientras seguimos testificando de Jesucristo como Señor y Salvador somos llamados por el Señor a replantear nuestras vidas y familias, a fin de ser coherentes con el glorioso mensaje que anunciamos. Porque somos llamados no sólo a comunicar de Cristo o comunicar acerca de Él, sino mas bien “comunicar a Cristo”, como si estuviésemos transfundiendo a Cristo.

Rogamos que este material, no sea modificado, ampliado o mutilado.