El Perdón de los pecados

Tema 7



Introducción:


El propósito que siempre tuvo Dios para con el hombre, fue que éste, unido a El mismo, formase bajo la guía de su Creador una familia santa, con sus mismas características. A su imagen y semejanza. (Génesis 1:26-28; Efesios 1:3-5)

La entrada del pecado en el hombre, introdujo una desviación en ese propósito, tanto por la pérdida de la semejanza inicial, como también por la separación que experimentó a partir de ese momento con su Creador. Dios es Santo, el pecado no puede entrar a su presencia. Dios es Luz, y no hay ningunas tinieblas en El. (1ª Juan 1:5)

Siendo el pecado la acción que separó al hombre de Dios, para reconstruir esta relación imprescindible, el hombre pecador debía ser librado del pecado. (Ezequiel 18:4; Hebreos 9:1-28)

Fue Dios mismo quien estableció que la paga del pecado era la muerte y que por lo tanto, para efectuar la remisión de los pecados se debía morir. También fue Dios quien estableció la ley de los sacrificios de los toros, de los machos cabríos y los becerros para expiación de los culpados de pecado.

Durante siglos en Israel por obediencia a esta ley, los que pecaban, se presentaban ante el sacerdote con un animal para ser sacrificado. Ya frente al sacerdote, debía confesar su pecado, y el animal debía ser sacrificado, para que su culpa fuese expiada por la muerte del mismo. (Levítico 5:5-6)


La restauración de nuestra comunión con Dios (Efesios 2:13-16; Hebreos 10:1-24)


Como podemos apreciar por medio del relato bíblico; Dios, que ama al hombre, jamás renunció a su propósito de que éste tuviera Su semejanza, para vivir unido a El, cumpliendo Su voluntad. Desde el mismo momento de la caída, podemos ver la promesa de la redención. (Génesis 3:14-15)

La ley de los sacrificios, era la sombra del cumplimiento del más grande de los actos de redención. (Hebreos 10:1-2). Dios mismo había dicho “el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4); y que; “sin derramamiento de sangre no se hace remisión”. (Hebreos 9:22).


Algunos aspectos a considerar


Dios ama profundamente a su creación, y estaba dispuesto hacer lo necesario para librarla de todo lo que la separa de El, por supuesto sin contradecir u omitir la ley que El mismo estableció.


Habiendo promulgado la ley, no sólo debía velar para que ésta se cumpla, también debía cumplirla por su propia integridad. Así que; Dios deseaba perdonarnos pero no podía disimular la realidad del pecado, ni omitir sus consecuencias en el hombre. La paga del pecado seguía siendo la muerte. (Mateo 5:17)


Dios en su acto de amor supremo debió resolver, su repulsión por el pecado y su irrenunciable y eterno amor por la creación, con la santidad y la verdad que son la esencia misma de su Ser. Es por eso que.... muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8)


“El siguiente día vio Juan (el bautista) a Jesús que venía a él, y dijo:” He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. (Juan 1:29)


Viendo Jesús la condena a muerte de los hombres por causa del pecado y conociendo el propósito de Dios de redimirlos por amor, lo resuelve muriendo por ellos, (sustituyéndolos en su condena) para que los que creen en El, no se pierdan mas tengan vida eterna. (Filipenses 2:6:8)


Colosenses 2: 13Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.


La dimensión de la redención por Cristo


Nos libró del pecado la muerte y el diablo, no sólo por amor, comprensión y paciencia, sino porque sabiendo que la paga del pecado era la muerte, él mismo decidió morir en nuestro lugar.


Nos libró de la culpa: Los sicólogos solamente pueden diagnosticarla y evaluar los daños que ocasiona. Cristo pagó por nuestras culpas; nadie por su culpa puede más que morir; y El murió por nosotros.


El diablo es príncipe de las tinieblas, cuando estamos en tinieblas él tiene autoridad sobre nosotros. Dios nos libró del poder de las tinieblas y trasladó al reino de su amado hijo. (Colosenses 1:13; 2:12-15; Romanos 8:31-39)


Nos volvió a unir con Dios el Padre. Ahora nos acercamos a Dios por medio de Jesucristo y el Padre nos ve a través de El dándonos su perdón. (Hebreos 10:12-24)


Hoy cuando el hombre que reconoce su pecado y arrepentido viene al Padre; no trae como en la antiguedad un corderito. Viene con algo mayor. Se presenta ante Dios Padre invocando a Jesucristo, el Cordero de Dios que murió en la cruz para quitar los pecados del mundo, diciendo: Padre, en mi vida he pecado; a veces pude y otras no puedo evitarlo, quiero cambiar desde ahora pero tengo un pesar; la culpa, la deuda de mi pasado. No tengo dos vidas ni puedo deshacer lo que ya hice, merecería la muerte, pero hay alguien que murió por mi, tu Hijo (el Cordero de Dios) te ruego que por Su sacrificio me perdones. (2ª Corintios 5:14-18)


El Padre dice: ”La paga del pecado es la muerte!”. Pero viendo a Cristo ha muerto por el pecador, da por cumplida la ley y consecuentemente le otorga el perdón. (Romanos 6:23; 2ª Corintios 5:21; 1ª Juan 1:9)


Textos para memorizar


Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido. Lucas 18:13-14

El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Proverbios 28:13

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, Colosenses 2:13-14

Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Mateo 6:12