El Servicio

Tema 4



Introducción:


Ya hemos visto que el amor fraternal nos lleva a estar juntos, y el estar juntos es la circunstancia que nos lleva a conocernos y descu­brir nuestras necesidades.

La necesidad de mi hermano es mi oportunidad de servirle, si es que tengo la capacidad de hacerlo.


Servicio es amor en acción. (1ª Juan 3:17-18) El servicio es la prueba de que en verdad nos hemos negado a nosotros mismos y no vivimos mas, solo para nuestros intereses. Es la liberación del atrapante círculo del egoísmo y de una estructura de vida egocéntrica e individualista.


El amor (ÁGAPE), si es auténtico, nos llevará a la comunión (KOINONIA) y la comunión nos llevará al servicio (DIACONÍA).



1) LA VOCACION DE LA IGLESIA ES SERVIR. (Mateo 20:20-28)



La iglesia es la extensión de Cristo. La iglesia es el cuerpo de Cristo Jesús, es su extensión o prolonga­ción. La iglesia ha de ser hoy la continuación de Cristo en la Tierra. Todo lo que Jesús fue en su encarnación, la iglesia lo es en su misión actual.


Cristo no vino para ser servido, sino para servir. En la encarnación lo asombroso es que el Creador se hizo siervo. La gran intención de la encarnación es el servicio. Cristo no vino para ser servido, sino para servir. Servir es identificarse con el necesitado, es dar y darse. Del mismo modo, los discípulos de Jesús no están para ser servidos, Sino para servir.


Jesús pone en evidencia el contraste que debe existir entre los gobernantes de este mundo y sus discípulos cuando dice: “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Como igle­sia del Señor debemos encarnar el Espíritu de Cristo que es el espíritu de servicio. (Mateo 20:25-28)


Somos sus discípulos; debemos ser como El es. Cristo siendo Dios, se hizo siervo. (Filipenses 2:5-9).

Dijo también: Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”. (Juan 13:15-17)


Nuestra función esencial en la vida es servicio. Aquel que no sabe cual es su vocación en la vida, tampoco sabe cual es su función; en el fondo está desubicado, no sabe a qué dedicarse; se siente irrealizado. Tiene insatisfacción interior y vive en una tensión permanente entre lo que está haciendo y lo que quisiera hacer. En cambio, si nos reconciliamos con el hecho de que la existencia del ser humano está diseñada para el servicio y que nuestra natura­leza es vivir para otros, nos ubicamos, nos relajamos y nos realizamos. Así que, al entender que nuestra vocación esencial en la vida es el servi­cio, descubrimos nuestra función entregándonos de lleno al igual que Jesús, a servir a los demás. Así experimentamos que "más bienaventura­do es dar que recibir". (Hechos 20:35)


La conciencia de siervos.



Como discípulos de Cristo debe formarse en nosotros la conciencia de siervos. Produciendo efectos muy saludables en nosotros; Señalamos algunos:


a) Nos librará de una vida egoísta.


b)Enderezará nuestras intenciones, dándonos la motivación debida en to­das nuestras actividades. Por ejem­plo, si predicamos el evangelio es para servir a los pecadores; si en­señamos a algún discípulo es para servir a los hermanos; si profetizamos es para servir y edificar a la iglesia; si disciplinamos o reprendemos a algún her­mano es para corregirle ayudándole a mejorar, etc.


c) Mejorará la calidad y la eficacia de los oficios y trabajos que desempeñamos. Todo oficio sano es para servir a la comunidad y no meramente para ganar dinero. El carpintero, el panadero, el vendedor, el chofer, la maestra, el médico, la enfermera, etc.


d)Cambiará nuestra lente, en vez de vernos desdicha­dos viendo nuestras cargas y responsabilidades como ma­les inevitables que debemos soportar, las veremos co­mo circunstancias determinadas por la buena mano de Dios, para que sirviendo con gozo a los demás, la vida de Cristo se manifieste en nosotros. En la crianza de los hijos, la atención a los ancianos y enfermos o la lucha por la vida, etc.


Todo deseo y esfuerzo de superación personal debe ser con el fin de capacitamos para un mejor servicio a otros. Aun el cuidado de nosotros mismos será para estar en mejores condiciones de servir.



2) SERVIR A MIS HERMANOS ES SERVIR A CRISTO (Mateo 25:31-46).



“En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” v. 40. En el día del juicio, el Señor apartara a las ovejas de los cabritos. Sus ovejas se caracterizan porque han servido a sus hermanos en sus necesidades.


Dios es nuestro Padre Dios, Cristo nuestro Señor y también nuestro hermano mayor. Cada vez que ayudo o sirvo a uno de Sus hermanos, (que también son mis hermanos) El Señor lo considera como si se lo hiciera a él. Por lo tanto cuando veo a mi hermano, debo ver a Cris­to en él y cada vez que mi hermano tiene algu­na necesidad legítima, debo atenderlo y servirle COMO SI FUERA JESUS.


3) ¿A QUIENES DEBEMOS SERVIR?


El Señor nos enseña a amar a todos y servir a los que son ver­daderos necesitados. Sin embargo hay un sencillo orden de prioridades que debemos observar.


1º) A los de su casa, su familia. (1ª Timoteo 5:4-8; 1ª Tesalonicenses 4:11-12) Esta es nuestra primera área de res­ponsabilidad: esposa, esposo, hijos, padres, abuelos y familiares cercanos. Como dice el refrán "la caridad bien entendida comienza por casa.”


2º) A los de la familia de la fe. (Gálatas 6:10). Es nuestra se­gunda responsabilidad, los hijos de Dios. En realidad este es el tema que estamos tratando, el servicio a los hermanos. (Gálatas 5:13; Hebreos 6:10; 13: 16; 1ª Timoteo 5:10; Hechos 4:34).


3º) A todos, a nuestro prójimo. (Gálatas 6:10; Lucas 10:25-37) El Señor nos enseña a amar a todos ayudándoles cuando están en necesidad, según nuestras posibili­dades y las circunstancias que se nos presentan. Aún debemos servir a nuestros enemigos. (Romanos 12:20).



4) ¿CON QUE DEBEMOS SERVIR?



Fundamentalmente, con todo lo que somos y tenemos. Servir es dar nuestra vida por nuestros hermanos. Servir es darnos nosotros mismos a los demás. Ser­vir es perder nosotros para que otros ganen. Servir es compartir lo que tenemos con los que no tienen y lo necesitan.

El factor práctico más importante para servir es dis­poner de nuestro TIEMPO. Si servir es dar nuestra vi­da, dar nuestra vida equivale a dar nuestro tiempo a los demás. No mera­mente dar de lo mío, sino darme a mi mismo, aunque ello involucre dar de lo mío. Debemos servir a nuestros hermanos con TODAS NUESTRAS CAPACIDADES:


a) Con nuestras capacidades materiales: Con nuestra casa, en la hospitalidad. (Romanos 12:13; 1ª Timoteo 5:10; Hebreos 13:2; 1ª Pedro 4:9) Con nuestros bienes y dinero. (1ª Juan 3:17, Efesios 4:28, Santiago 2:14-17) Con colectas para ayudar a los pobres. (2ª Corintios 8 y 9) Regalando ropa, muebles, útiles, etc. que ya no nos son tan necesarios y que a otros les serían muy útiles. Prestando cosas temporalmente, etc.


b) Con nuestras capacidades físicas, nuestras habilidades y energías: trabajos, ayudas domésticas, colaboración con otros en esfuerzos especiales. Enseñando nuestras habilidades a otros hermanos y hermanas. Haciendo buenas obras (Tito 2:7; 3:8-14; Hebreos 13:16).


c) Con nuestra inteligencia, experiencia comercial y con nuestra capacidad intelectual. Si Dios ha dotado a algunos con mayor capacidad que otros, y les ha brindado circunstancias favorables que les han permitido progresar, no es pa­ra ellos mismos, sino que ayuden a sus hermanos a progresar.


d) Con nuestras capacidades afectivas: En el Se­ñor debemos brindar nuestro afecto y amor a todos nuestros hermanos. "Cuanta gente está huérfana de cariño y sano compañerismo”. Debemos prodigar a todos nuestra cordialidad, amabilidad, el amor no fingido (1ª Pedro 1:22; Romanos 12:9). Debemos brindar nuestra atención e interés por nuestros hermanos, especialmente por los más dé­biles y retraídos. Apreciar a nuestro hermano, interesarme por él, estimarle, gozarme con su ale­gría, sufrir con su dolor. (Romanos 12:15).

e) Con nuestras capacidades espirituales: Orando unos por otros, (Efesios 6:16; Santiago 5:16) enseñando y exhortando, (Colosenses 3:16; 1ª Tesalonicenses 5:11) ministrando con los dones, (1ª Pedro 4:10; Romanos12:6-8) brindando consejo, orientación, reprensión, etc.


5) ¿COMO DEBEMOS SERVIR?


a) No para ser vistos (Mateo 6:1-4)

b) Motivados por el amor (1ª Corintios 13:3)

c) Con alegría. Dios ama al dador alegre (2ª Corintios 9:7; Pedro 4:9)

d) Con fe y liberalidad (Lucas 6:38; Romanos 12:8; Corintios 9:6-15)